Por primera vez en 60 años, los principales órganos del gobierno de Cuba no tendrán a alguien de apellido Castro en el poder.
Raúl Castro, quien había asumido como máximo jefe del Partido Comunista de Cuba por elección de su hermano Fidel Castro en el 2018, el 16 de abril renunció a su cargo.
El siguiente líder del Partido Comunista es Miguel Díaz-Canel Bermúdez, de 61 años quien forma parte de una generación más joven que pugna por una apertura gradual del país, pero con un castrismo vigente y marcado.
Ante 300 militantes en el primer discurso de asunción, Miguel Díaz dijo que «Estará siempre presente, bien al tanto de todo, combatiendo con energía, aportando ideas y propósitos a la causa revolucionaria a través de sus consejos, su orientación y su alerta ante cualquier error o deficiencia», en alusión a Castro.
La isla caribeña fue golpeada abruptamente por la propagación de la pandemia que ha agravado la crisis económica, y por el recrudecimiento del embargo comercial de Estados Unidos, vigente desde 1962.
Por otro lado, en el informe central, Raúl Castro aconsejó desterrar «las chapucerías y la improvisación, potenciar la productividad y la eficiencia» de las empresas estatales, que representan el 85% de la economía. También llamó a «imprimir mayor dinamismo» a las inéditas reformas económicas que él mismo inició en 2008 con una cautelosa apertura al trabajo privado y la inversión extranjera, que han quedado inconclusas.
Sin embargo, advirtió que «hay límites» que no se pueden «rebasar porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo».
Con información de Telám.