La mítica Confitería del Molino, ubicada frente al Congreso de la Nación, cumplió 105 años. Inaugurada un 9 de julio de 1916, y tras 24 años cerrada y tapiada, los trabajos de restauración se aceleran para su reapertura a fin de año. Muy pronto las aspas del Molino volverán a funcionar.
El 2014 fue el año de quiebre de uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. Realizado por el afamado arquitecto italiano Francisco Gianotti, estuvo a punto de ser demolido, pero fue expropiado a sus dueños, los descendientes del pastelero Cayetano Brenna, y transferido al Congreso para su administración.
Para fin de año planifican poder inaugurar la Confitería del primer piso y la parte exterior. La totalidad del edificio abarca 5 pisos y más de 7.500 m2. La «vedette» de esta etapa es la suntuosa marquesina de hierro, luminarias y vitrales que bordea todo el perímetro de la Confitería en la esquina de Avenida Rivadavia y Callao.
El objetivo está centrado en la limpieza no invasiva de cada sector, y la restauración y recuperación de cada pieza original.
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Los trabajos de restauración son de una envergadura casi inédita en nuestro país. La tarea lleva más de dos años y “empresas titánicas”: desde la contratación de un equipo de buceo para evaluar y redescubrir el tercer subsuelo que se encontraba inundado, hasta la formación de un equipo de casi 100 personas que trabajan desde hace dos años en la reconstrucción y puesta en valor.
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El equipo de arqueología que estudia y clasifica cada uno de los objetos que se encuentran en sus rincones, los restauradores de patrimonio divididos por sectores, y hasta los encargados de comunicación que siguen las pistas de cada foto que envían los que alguna vez estuvieron allí, trabajan cada hora para rearmar exactamente las piezas de un lugar que ha sido testigo de la historia argentina de los últimos 100 años.
El subsuelo y planta baja serán concesionados como confitería, mientras que el resto del inmueble albergará un museo dedicado a la historia de la Confitería y un Centro Cultural que se llamará ‘De las Aspas’.
Quemado en 1930, habitado por ocupas en los 90, declarado monumento histórico nacional en 1997, este ícono del Art Noveau muy pronto volverá a ser testigo de la vida política y social de la Argentina.
*Gracias al equipo de comunicación y restauración por la visita guiada a la obra.