Ana Vázquez es una de las pocas gomeras que hay en la Argentina. Con su marido y sus cinco hijos se mudaron desde Santa Rosa a 25 de Mayo, La Pampa, y tuvieron que adaptarse a una oferta laboral en una empresa del pueblo.
Gracias a un giro en la trama de la vida, terminaron encontrando su propio rumbo empresarial: fundaron una gomería que asombra con un visionario ingreso laboral femenino y que creció bajo una estructura corporativa familiar.
Cambiar el rumbo económico de la familia y de sus futuras generaciones, es el objetivo principal de una empresa familiar. O por lo menos, así lo vive la familia de Ana Vázquez y Daniel Cáceres, cuando en el año 2016 inauguraron su propia gomería “La Esquina”.
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En esa pequeña localidad pampeana, van marcando el rumbo de un mercado laboral más igualitario a niveles sociales, porque si bien se desempeñan en un rubro laboral marcadamente masculino, el 50% de su fuerza de trabajo proviene de las mujeres de la familia.
“Nosotros siempre nos supimos organizar en familia, hacemos en y para la familia”, cuenta Ana Vázquez, “hoy en día mi hijo más grande es empleado en la gomería, tiene 23 años, pero cuando andamos colmados de trabajo viene la nena que le sigue, les vamos enseñando el oficio“.
El matrimonio, con cinco hijos en común, fundó la gomería buscando una rentabilidad económica que les permitiera compartir tiempo con la familia “las empresas a mi no me gustan, nos sacan muchas horas de la casa y la plata no rinde”.
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“Hoy en día trabajamos juntos. Nos dedicamos a desarmar gomas de camiones, camionetas, autos y motos. Mucha gente se sorprende cuando vienen y me ven cambiando las ruedas. Pasan muchos viajantes y hacen preguntas, muy pocas veces ven a una mujer haciendo cosas de hombre”.
Ana Vázquez
Y no es sorpresa, porque según información registrada, solo diez mujeres se dedican a la gomería a nivel nacional. Bajo el objetivo estratégico de que la continuidad del negocio quede en manos de la siguiente generación de la familia, sus cinco hijos están capacitados en el oficio, tanto las mujeres de 17, 19 y 25 como los varones de 9 y 23.
“Yo no tengo problema en quedarme sola en el negocio, no me animo a cambiar ruedas de camiones por una cuestión de peso pero el resto lo manejo”. Incluso, tomó cursos para poder llevar adelante las tareas administrativas del lugar y establecer registros de las mismas.
Fotos: Ana Verdugo (¡Gracias por acercarnos esta historia!)
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