En la nota publicada en este medio Discapacidad: un certificado y otras cuestiones alejadas de la igualdad, escribí acerca de la inclusión en la discapacidad, uno de los fenómenos de mayor trascendencia de los últimos años. Sin embargo, la realidad indica que frente a la discapacidad permanece la discriminación, la indiferencia y el sobreproteccionismo.
Es necesario revisar las políticas sobre discapacidad, una materia pendiente, largamente postergada, con intento de soluciones a través de leyes o proyectos de cumplimiento y aplicación parcial.
En ese sentido, es importante pensar en el trabajo y lo que implica, ya que genera beneficios que permite mantener el buen estado de salud y satisfacer las necesidades económicas básicas. Asimismo, colabora a expresar habilidades, capacidades, vocación, intereses y experiencia.
Leé también Pomelín: el sueño de Camila hecho realidad
Las personas se desarrollan, progresan, alcanzan autonomía y son protagonistas de las sociedades en las que viven. No obstante, la invisibilidad del trabajo en las personas con discapacidad es significativa, con bajo nivel de ocupación o alto nivel de desempleo.
El cupo estatal obligatorio no se cumple y la contratación de personal con discapacidad en el sector privado es casi nula. Las leyes no se cumplen y las políticas de discapacidad son una utopía, invadida de actores inescrupulosos, que usurpan un beneficio que no les pertenece.
Actualmente la mayoría de las personas con discapacidad viven gracias a la caridad, asistencia del estado (pensiones no contributivas o por invalidez) o a través de sus familias. Esta realidad afecta la economía familiar, por el costo del abordaje en salud necesario, el requerimiento de transporte especial y la falta de autonomía.
El “trabajo decente” según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es: “aquella ocupación productiva, remunerada, que se ejerce en condiciones de libertad, equidad, seguridad y respeto a la dignidad humana”.
Si vinculamos este concepto con el derecho de las personas con discapacidad, podemos insistir que la inclusión permanece amarrada a la discriminación, la indiferencia, la exclusión y segregación.
Las personas con discapacidad pueden trabajar en las mismas condiciones y con los mismos derechos que el resto de las personas, en un ámbito inclusivo, con entorno laboral accesible, adecuadas condiciones de seguridad y autonomía.
Leé también Alexis Mac Allister, nuestro Personaje del Año 2022
Las barreras relacionadas a la inserción laboral, se pueden agrupar en dos problemáticas: falta de capacitación y prejuicios relacionados a la improductividad.
La exclusión laboral se suma a la dificultad para obtener un título universitario. El sistema educativo integra e incluye a las personas, desde temprana edad, en una educación elemental, con problemas de accesibilidad, barreras socio culturales y llena de prejuicios.
Pero es en el acceso a la educación superior donde encuentran mayores trabas para su inserción. La falta de conocimiento y preparación del sistema, es discriminatorio, generando deserción. Y la falta de capacitación genera asistencialismo estatal burocrático y la falta de puestos de trabajo, exclusión para las personas que lograron un título formal.
Es prioritario establecer un compromiso desde todos los sectores para abordar la problemática laboral y social de las personas con discapacidad, con acciones concretas.
Es necesario generar un diálogo social entre el estado, los sindicatos, las empresas y la sociedad, con la finalidad de fomentar la inclusión laboral.
Además, promover un cambio de visión y paradigma, respetando valores, capacidades, sin poner foco en lo no puede hacer. La óptica del modelo médico rehabilitador, que enfoca la discapacidad como un problema personal, debe ser modificado.
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ha marcado un cambio de paradigma en cuanto a la mirada de la discapacidad. La respuesta adecuada a estos problemas no debe ser solo individual sino que requiere cambios en las instituciones, en la infraestructura y en las políticas de estado.
Leé también S.O.S. para el Águila Coronada en La Pampa
Es fundamental, diseñar políticas de planificación que fomenten la inclusión laboral, con acciones positivas por parte del estado, actuando transversalmente en educación, economía, trabajo, salud, de manera de incluir a las personas con discapacidad desde su primer vínculo de socialización.
En este sentido, es necesario realizar programas de concientización o información dirigido a empresas Pymes. Los sindicatos que luchan para lograr el reconocimiento y el respeto de los derechos de los trabajadores, deben generar y promover programas específicos para los trabajadores con discapacidad.
Lic. Gustavo Gheller Fisioterapeuta, Lic. en Kinesiología y Fisiatría, especialista en Kinefisiatría Crítica, diplomado en Kinesiología del Trabajo, Ocupacional y Laboral g.gheller@hotmail.com
*****
Este contenido es posible gracias al apoyo de nuestros lectores y auspiciantes. Compartí esta nota, opiná, y publicitá en nuestra web, para promover un periodismo distinto en la región: Contacto y Publicidad