Es sabido que luego de la denominada «Campaña al Desierto» al Gobierno Nacional le quedaron alrededor de 50.000 leguas cuadradas pertenecientes entonces a pueblos originarios, entregadas luego a los militares como pago y a particulares para su subasta. Paralelamente, desde Buenos Aires se comienza a programar la implementación del Ferrocarril hacia el interior desde cuyas tierras productivas se trasladaban sus frutos hacia el puerto.
Leé también Cuando los fríos «rajaban la tierra» en La Pampa…
En La Pampa Central se habilitó el último tramo del Ferrocarril Oeste entre Trenque Lauquen y Toay, el 9 de septiembre de 1897, pero en realidad el Ferrocarril comenzó a ingresar a La Pampa por la Zona Sur, desde Bahía Blanca hacia Toay por el mismo motivo de trasladar los frutos del campo hacia el puerto y de allí al exterior.
El presidente Julio Argentino Roca, viajó en tren a Santa Rosa en la primera visita oficial acompañado por el particular Tomás Masson como anfitrión. Las carretas y diligencias que hacían ese servicio permanente, comenzaron a desaparecer ante la revolucionaria aparición del «pata de fierro» como vulgarmente muchos llamaban al Tren.
La llegada era saludada diariamente por buena cantidad de vecinos y cuando se iba dejaba una larga estela de humo negro por las carboneras y los pasajeros de segunda viajaban contentos en bancos de «rigurosa pinotea» (madera lisa directamente, dicen todos iban con un lápiz por si lo precisaban al llegar) hasta que mucho después apareció El Puelche con sus mullidos asientos.
Leé también El Tren a La Pampa: la esperanza es la esperanza
La aparición del avión en Santa Rosa
Una lejana nota del diario La Arena de 1940 (83 años atrás) en ocasión del Centenario fue incluida en el Libro de la ciudad. Precisamente allí se informaba del moderno medio de comunicación para transportar pasajeros y encomiendas.
Durante un año estuvieron volando a prueba, pero el 1 de septiembre de 1940 fue inaugurado oficialmente el Servicio aéreo entre Buenos Aires y Esquel con escala en Santa Rosa.
Leé también La pampa seca, La Pampa olvidada, en un informe de La Nación
Poderosos aviones de Tres Motores (como se puede ver en la foto principal), pertenecientes al Ejército Argentino, hacían un viaje semanal ida y vuelta en pocas horas entre la Metrópolis y las lejanas tierras frías del Sur Oeste argentino.
Pero en Santa Rosa ese servicio no cumplió las metas soñadas por distintos motivos: la proximidad con Buenos Aires, los elevados costos del TAM (Transporte Aéreo Militar) y la poca frecuencia, hicieron que con el tiempo este servicio quedara reducido a correo y transporte de elementos con pasajeros relacionados a la actividad, el Ejército y sus parientes y cuando había disponibilidad con buena predisposición del Comandante, vi volar muy contentos a muchos «colados» invitados por los trabajadores del sector.
Las instalaciones del «Campo de Aviación», como vulgarmente decíamos, porque le faltaba casi todo para ser Aeropuerto, eran muy pequeñas con una oficina y sala de estar. La plataforma donde se detenía el avión era de tierra compactada por lo que cuando el «pájaro de acero» se daba vuelta para carretear, todos corríamos a la Sala o quedábamos como “oso en el Sahara” por la gran cantidad de arena que levantaban esos tres motores.
Con el tiempo llegó el servicio de Aerolíneas Argentinas, se fueron mejorando las instalaciones, aparatología, pistas y comodidades para el pasaje que lo transformaron en un aeropuerto pequeño, pero con aparatología para grandes máquinas, tal es así que pocos días atrás aterrizó el avión presidencial con autoridades nacionales. Recuerdo que durante mucho tiempo voló un avión al que los propios empleados bautizaron como «La Chancha». Unos cuantos de esos trabajadores del Aeropuerto,
Leé también De raíces ranqueles y tejidos con historia
Meteorología y Aerolíneas eran mis amigos deportistas por lo que desde muy joven los visitaba pasando hermosos momentos hablando especialmente de fútbol con «Pirulo» Cardozo, «Pirincho” Sombra, Roberto Sosa, Machi, el «Mula» Porcel y Felipe Alonso grandes futbolistas de la época. También trabajaba el «Galleguito» PAN reconocido DT, Abel Bertotto (destacado basquetbolista) y Blas Veder Pedraza, mi querido amigo Pelotari, un personaje sin igual.
Todos esos son recuerdos de esos tiempos, tiempos folklóricos que no volverán y así debe ser para mejorar. Hoy bastaría estudiar la posibilidad de ampliar rutas aéreas como por ejemplo a Córdoba y al Sur y mejorar los precios y horarios (más funcionales) para ciudadanos comunes o vulgares «hijos de Doña Rosa« como los bautizó hace más de 40 años el influyente Bernardo, periodista amigo de Menem en los 90.
Juan Carlos Carassay, locutor y periodista. Más de 50 años de pasión por la comunicación y el deporte. juancarloscarassay@gmail.com
*****
Este contenido es posible gracias al apoyo de nuestros lectores y auspiciantes. Compartí esta nota, opiná, y publicitá en nuestra web, para promover un periodismo distinto en la región: Contacto y Publicidad