En astrología utilizamos el principio de correlatividad para explicar sus bases, decimos: “Como es arriba es abajo, como es adentro, es afuera”. A lo que hace referencia esta frase es que aquello que sucede en el cielo, el movimiento de los planetas, se manifiesta en el planeta Tierra, cuando decimos que una persona es de acuario es que su sol estaba en ese signo cuando nació.
Pero ¿qué pasa con los pueblos, ciudades, o países? El estudio se hace un poco más complejo y la astrología mundana toma un papel principal, estudiando las sociedades y su relación con los ciclos planetarios.
De esta manera, sabemos que Argentina es de Cáncer, se toma como “nacimiento” la declaración de la independencia, el 9 de julio de 1816. Nadie puede negar el sentimiento patriótico, de pertenencia y de nostalgia tanguera que tenemos los argentinos propios de este signo.
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Así la astrología no nos habla solamente de las personas, sino también de un grupo de personas, los sucesos también despliegan una carta.
Es así que el Día de La Pampa, 20 de julio, la hace tierra canceriana, más allá de las creencias personales, la astrología es simbología y nos ayuda a reflexionar.
Desde lo personal hace unos días tuve la oportunidad de estar en La Pampa. Cuando voy aprovecho para desconectar un poco del celular, los compromisos y sobre todo, alejarme de los bocinazos, bullicios de vecinos y demás alborotos de Buenos Aires.
«Hasta que llega una tormenta donde el enojo de los dioses parece acumularse en el cielo pampeano…»
Pasar de mi cotidiano en el centro porteño a la casa de mis padres en Santa Rosa parecen ser dos escenas de películas que nunca se podrían cruzar. No tengo el hábito de salir a caminar pero cuando estoy allá aprovecho, salgo a la tardecita, le calculo exacto para coincidir con la puesta del sol y así disfrutar de los mejores atardeceres, camino y me distraigo.
Muy lejos de hacer ejercicio voy despacio para escuchar y ver los pájaros, las tijeretas, sacar fotos a las flores silvestres, registrar el presente y lo que me regala todo ese lugar que no pude apreciar o disfrutar en mi adolescencia, preocupada por escaparme a un lugar más grande y ruidoso en búsqueda de un anonimato del que muchas veces me quejo.
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Después de mirar las fotos solo puedo pensar en el refugio pampeano, pensemos que Cáncer es un signo de agua y nos habla de hogar, de pertenencia. Es un signo con sus costumbres y tradiciones, me gusta reconocer la identidad pampeana mientras camino.
Su agua la hace sensible y conocida. Un amigo pampeano siempre me dice “somos pocos y nos conocemos mucho”, en lo personal siento contradicciones con la frase pero no puedo negar que nos une una misma historia, si en Buenos Aires me encuentro con un pampeano que no conozco, le voy a preguntar su apellido, me hace ilusión saber que quizás conozco a algún familiar o algún amigo de su amigo. Eso es Cáncer, ser parte de la misma casa.
Por otro lado, es necesario destacar a Santa Rosa, que por su fecha de “nacimiento” (fundada el 22 de abril de 1892) es Taurina, es una tierra fija, donde no hay cambio posible que nos quite el hábito de la siesta y, por supuesto, muy bella como toda tierra regida por Venus.
Tanto Tauro como Cáncer son signos que nos hablan de una cercanía y cierta comodidad, la combinación por un lado canceriana de retornar al hogar, de hacer nido, de sentirme en casa y por el otro Taurino de disfrutar los procesos, donde nadie me apura, donde en 15 minutos puedo estar en un lugar alejado de la gente viendo el atardecer. Y la generosidad de su gente también es taurina.
En un mundo donde la ansiedad pasó a ser la normalidad, donde la mecanización nos obligó a olvidarnos de los procesos que requieren más tiempo, La Pampa se hace necesaria, nadie me apura, nadie me corre, nadie llama a la siesta, comer y después dormir es sinónimo de calidad de vida.
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Llegar a La Pampa es siempre un retiro espiritual. Si tuviese que describir a Buenos Aires diría que es fuego y aire, pasional, intensa y con mucho para decir. La Pampa en cambio es tierra, y para mi, agua. La calma de la tierra, el silencio, el enorme silencio hasta que llega una tormenta donde el enojo de los dioses parece acumularse en el cielo pampeano.
Para terminar, es necesario destacar que Cáncer nos habla de memoria, importante en todos los pueblos para recordar el pasado y construir el presente, mientras escribo esto se me viene una melodía a la mente: “La Pampa es un viejo mar, donde navega el silencio”. Esta letra se consagra como la mejor descripción astrológica, digna de un horóscopo, donde La Pampa es de agua Canceriana, con sus memorias, y Santa Rosa de tierra Taurina.
Belén Sevilla. Hace astrología y, como ella diría: cosasss. Hace lecturas de carta natal, revolución solar, tarot y sesiones integrales @desdelalunaa
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