En 2022, desde #LPN, compartimos la historia de los pampeanos Juan Manuel Auche y Martín Tissera, dos montañistas amigos que superaron el desafío de escalar el Aconcagua, la cima más elevada en América. Un año después, en otro continente, en otra cumbre imponente, lograron nuevamente el mismo objetivo: llegar a lo más alto. En esta nota te contamos la travesía.
¿Qué pasa en la mente de una persona cuando se encuentra en la cima de lo más alto? Pero no metafóricamente, sino en un plano completamente tangible. ¿Qué sensaciones, impresiones y pensamientos la invaden en esa altitud? Martín Tissera, montañista experimentado, asegura que se pueden sentir muchas cosas, pero el miedo no es para nada una de ellas.
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«El momento de cumbre es algo que es muy difícil de explicar, son un montón de sensaciones que se vienen a la cabeza. Ese primer momento es decir “llegué”, pero te aseguro que esa satisfacción total la sentís cuando estas de nuevo abajo, un amigo guía nos dijo una vez, “la cumbre es cuando estás de nuevo abajo”, y de verdad que así es».
Martín Tissera
Lo difícil es volver, refiere Tissera. Sin embargo, el montañismo es un reto a la naturaleza que requiere, por supuesto, intensa preparación y planificación.
«Ambos nos preparamos físicamente diferente, Juan hace mucho trabajo de Gym y yo soy más de salir a correr, hacer cuestas y demás, pero claro que es necesario llegar de la mejor forma. Y mentalmemte es un desafío constante, antes y durante la expedición».
Martín Tissera
Aunque los desafíos son múltiples, muchas veces no están directamente relacionados con la montaña en sí. Desde el momento en que Juan Manuel y Martín tomaron la decisión de emprender el viaje a Europa, se encontraron con el primer obstáculo: las restricciones que les impedían transferir dólares al extranjero para realizar el pago a la empresa que les brindaría el servicio de guía, entre otros gastos.
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Así y todo, llegaron a Chamonix (Francia) el 22 de agosto con la intención inicial de ascender al Mont Blanc, su primer montaña para comenzar con el proceso de aclimatación. Sin embargo, debido a la peligrosidad de la montaña, que registraba varios incidentes por caída de rocas, se prohibió el ascenso.
Este revés tuvo un impacto emocional en ellos; tuvieron que adaptar el plan sobre la marcha y comenzar a ganar altura en otro lugar para lo que les aguardaba: el monte Elbrus en Rusia. Así, viajaron a Italia, donde ascendieron al Gran Paradiso, una montaña de 4060 metros de gran dificultad. «Fue una montaña muy dura porque hay muchas piedras, donde se hace un trabajo físico muy intenso», cuenta.
El monte Elbrús es el pico más elevado de Rusia y Europa, con una altitud de 5642 m sobre el nivel del mar. Está situado en la parte occidental de la cordillera caucásica —la cual, junto con los montes Urales, marca la frontera tradicionalmente aceptada entre Europa y Asia—, en Rusia.
A Rusia arribaron el 28 de agosto a las 4 am y a las 7 ya estaban subiendo el Elbrús. La ruta por la que ascendieron fue por la cara sur, una opción que resultó ser algo más cómoda que la ruta norte, además de contar con refugios a lo largo del trayecto.
Siempre que se toma la decisión de abordar una montaña de esta magnitud, el desafío es considerable. El monte Elbrus es una montaña en la que se comienza con temperaturas elevadas, especialmente en esta época del año. A medida que se asciende, la temperatura disminuye considerablemente, llegando incluso a -25 grados Celsius y con vientos cercanos a los 100 km/h.
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En su caso, experimentaron un inicio con temperaturas bastante elevadas, pero en el día de la cumbre, la temperatura descendió a unos 7 u 8 grados bajo cero. «Por eso es de vital importancia contar con la indumentaria adecuada», explica Martín.
Luego de días de esfuerzo en ascenso, la tan ansiada cumbre fue alcanzada el pasado 3 de septiembre. Ese día partieron a las 2 de la madrugada y llegaron a la cima a las 8. El día 4 ya estaban de vuelta en Mineralnye Vodi, listos para regresar.
Pese al desgaste propio de una travesía de esta magnitud, al igual que el año pasado tras conquistar el Aconcagua, Martín y Juan Manuel ya contemplan su próxima cumbre.
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