Trabajar diferente: tres historias laborales poco convencionales

En el #DíaInternacionaldelTrabajador, en #LPN recordamos la importancia de reconocer la diversidad de profesiones y vocaciones que existen, incluso aquellas que podrían considerarse poco convencionales.

En esta ocasión especial, exploramos tres trabajos particulares y las historias detrás de las personas que los realizan. Desde las acrobacias de circo hasta el desafío de trabajar en alturas, cada uno de estos trabajos ofrece una perspectiva única sobre el mundo laboral.

En las alturas

Verónica Santander (50) es técnica en acceso por cuerda, una profesión que implica trabajar en altura utilizando cuerdas y arneses. Fue pionera en la provincia al convertirse en la primera mujer habilitada para realizar este tipo de trabajos, y hoy en día es instructora de nivel N3 en esta área.

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Aunque mucha gente desconoce que para trabajos en altura se requiere además de coraje, certificación, esta profesión tiene en realidad ya muchos años. De hecho, la Ley de Seguridad e Higiene en el Trabajo, refiere a la figura del silletero como la persona que trabaja verticalmente en alturas.

«Técnico en acceso por cuerda es aquella persona que realiza trabajos que requieran estar por encima de los dos metros que establece la ley, a través de cuerdas, un arnés y ciertos dispositivos para trabajar en la vertical suspendidos».

Verónica

Para convertirse en técnica en acceso por cuerda, Verónica completó una formación de 40 horas que combina teoría y práctica. Este campo laboral ofrece muchas oportunidades de trabajo en diferentes áreas, como torres de comunicación, antenas, mantenimiento eléctrico y limpieza de vidrios en edificios altos.

Otro ámbito de trabajo relacionado son las brigadas de rescate, con técnicos capacitados y preparados para intervenir en situaciones de emergencia, como accidentes en alturas o lugares de difícil acceso.

Verónica encuentra satisfacción en su trabajo y en la comunidad de técnicos en acceso por cuerda que han ayudado a construir y desarrollar esta profesión en Argentina. Desde 2012, forma parte de la Asociación Argentina de Técnicos y Empresas de Acceso por Cuerda (ATEAC), que une a profesionales con formación nacional e internacional en este campo.

«Lo que más me gusta es el trabajo en torres de comunicación y dar instrucción a bomberos de rescate con cuerdas. Las torres son un lindo desafío…cómo balizarlas, pintar los tramos según su altura… La instrucción me apasiona porque ayudo a salvar vidas preparando a los grupos de rescate, los accidentes en altura no dan chance».

Verónica

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En el piso

Fernando Romero (30) es acróbata, pero uno al que no le gustan las alturas. Eso sí, no tiene problema en pararse de manos y ponerse de cabeza en los lugares más diversos; se lo puede ver tanto en una presentación callejera, como en un show de circo, un programa infantil o una clase de acrobacias en una usina.

Si bien artista escénico o de variedades serían definiciones correctas por las ramas del arte que abarca, a él le gusta definirse como payaso «porque abarca dentro del circo, muchas de las disciplinas que practico, como pueden ser el clown, los malabares, las acrobacias, parada de manos, equilibrios. Pero no me cierro en eso porque también me gusta la música y la actuación«, afirma.

Más allá de las etiquetas, lo que es certero es que Fernando es trabajador. O más precisamente, trabajador cultural, vinculado al mundo del circo y las variedades. Además, también conduce un programa de televisión dirigido a infancias. Como a cualquier trabajador cultural, no le resulta fácil vivir de lo que le apasiona en un contexto de desfinanciamiento de la Cultura.

«Se puede vivir haciendo circo, el secreto está en la constancia. Obviamente que la situación acá en Argentina con ciertas políticas que están pisoteando la cultura quizás se hace un poco cuesta arriba, pero el circo es un arte milenario y un idioma universal».

Fernando

Dentro del circo, Fernando desempeña roles diversos, incluyendo la creación, producción y dirección de espectáculos tanto en salas como en espacios callejeros. Con 15 años de experiencia, también se dedica a la enseñanza como instructor de parada de manos y acrobacias en varios espacios culturales de Santa Rosa. Lo que más disfruta, cuenta, son las posibilidades que este mundo ofrece.

«El circo te permite manejarte por todo el mundo. Lo que más me gusta de mi trabajo es poder tener la posibilidad de conocer otras culturas, países, recorrer el mundo. Dentro de cada lugar a donde uno va, poder sacarle una sonrisa o una emoción al público que tenés enfrente, eso es lo más gratificante y lo que más me llena».

Fernando

En casa

A diferencia de Fernando, quien acostumbra a trabajar en el exterior, Micaela Ghigliazza (26) es la encargada de poner a prueba una página web para una multinacional desde la comodidad de su hogar, una experiencia que comenzó hace 3 años y que se intensificó durante la pandemia.

Su trabajo como tester manual implica mucho más que simplemente hacer clic en botones. Ella se sumerge en la página web, asegurándose de que todo esté en su lugar: desde el contenido hasta los hipervínculos, pasando por la experiencia del usuario. Su objetivo es garantizar que la página sea tan perfecta como sea posible antes de que llegue a manos del público.

«Lo que más me gusta es poder aportar cambios a esa página que va a salir y poder mejorarla para que sea más eficiente y accesible en equipo, tenés el control de lo que se ve hacia afuera y sabés de antemano cómo funciona y cómo está pensada la página o la app».

Micaela

Aunque no se necesita ser programador o programadora para ser tesster, sí es preciso ser observador y detallista.

«Lo más particular o extraño es cuando volvés a encontrar errores donde ya tenías solucionado o que tratando de probar otra cosa enganches un incidente o un error que nunca se te hubiera ocurrido levantar o nunca viste. Y que hasta el camino mas sencillo puede llevarte a encontrar un error de funcionalidad».

Micaela

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