A partir del 17 de mayo vuelve la formación de Payamédicos a Santa Rosa. El curso se dictará todos los viernes de 20 a 22 en la Escuela de Apoyo a la Inclusión 1 “Frida Kahlo” (1 de Mayo 1091) y tendrá una duración de entre 2 y 3 meses.
Para ser Payamédico no es necesario ser personal de salud. El payamédico le hace honor a la vestidura, al que se pone un delantal blanco, pero sí es necesario tener formación y estar capacitado.
“El curso oficial de Payamédico se divide en dos partes: payateatralidad y payamedicina. Toda la parte de payateatralidad es la formación artística del payaso teatral adaptado al medio hospitalario. Sería todo el entrenamiento expresivo con diferentes técnicas de teatro y que se adaptan al hospital. Este proceso incluye lo que es la confección del payatraje y se va insistiendo en que cada uno adquiera su personalidad como Payamédico”.
Nico Moralejo, Payamédico y formador.
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Los Payamédicos son una ONG sin fines de lucro fundada en el año 2002 por el Dr. José Pellucchi. El objetivo es contribuir a la salud emocional de los producientes hospitalizados con recursos psicológicos y artísticos relacionados con el payaso teatral, juegos, música, teatro, magia y el arte humorístico en general. Algunos de los objetivos específicos de los Payamédicos involucran el humor, la risa y la fantasía para mejorar el estado anímico de las personas internadas. Colaboran a mantener un estado de ánimo optimista y facilitan el proceso de elaboración de la situación traumática de la hospitalización para llevar alegría, distracción y esperanza.
Nicolás Moralejo o, mejor dicho Nico -para no sonar tan formal- es la persona que va a llevar adelante el curso. Es alegre, dispuesto y está muy agradecido a la vida por todas las cosas buenas que le pasan. Siempre le reza y agradece a Dios.
Nació en Quenumá (un pueblo de aproximadamente 700 habitantes) del partido de Salliqueló (al oeste de la provincia de Buenos Aires), pero tiene muchos familiares en Santa Rosa y de chico viajaba para pasar las vacaciones o fines de semanas en la capital pampeana.
“La gente de acá es gaucha, solidaria, me hallo muy bien. Cuando estaba en el secundario venía mucho, salía acá, jugaba al fútbol, daba la vuelta al perro en la Laguna. Acá tenía familiares, tíos, primos, mis amigos y venía a visitarlos. También venía a las carreras de autos con mi papá y siempre nos tomábamos un helado en «la Robert» (heladería). Yo siempre vi a Santa Rosa como una ciudad llena de colores, muy linda, muy divertida. Me acuerdo del Mundial 86 festejando acá en la plaza, viniendo del pueblo, hacerlo acá. Cinco años festejando en la plaza San Martín. En Santa Rosa siempre fui feliz”.
Nico Moralejo
Cuando tuvo que elegir qué estudiar se decidió por la Lic. en Ciencias de la Comunicación en La Plata. Estudió esa carrera y paralelamente empezó a dar clases: “Me di cuenta de que me gustaba mucho y me picó el bichito de la docencia”.
Así fue que Nico estudió para ser maestro, empezó a dar clases y, mientras tanto, también actuaba para la tele y el teatro. “Empecé a trabajar en CABA en algunas novelas. Estuve trabajando en Polka, en la novela Son de Fierro. Después estuve en Cachorra, en Telefé, haciendo bolos como extra, en algunos papeles pequeños y también escribía notas en la revista Hora del diario Crónica”.
Nico se desempeñaba con alegría y aunque no sabía qué era, sabía que algo le faltaba. Un día estaba grabando en Polka, era una novela en la que Mariano Martínez hacía de ciego y Nico tenía que grabar una escena con Soledad Fandiño. “Me acuerdo de ese día porque me di cuenta de que prefería dedicarme a la docencia”.
Ese día lo llamaron para trabajar en Bahía Manzano, en el sur, como animador de juego y recreación con adultos mayores. “A la semana me subí al avión, llegué y al otro día ya estaba trabajando en el complejo, igualmente, yo sabía que mi lugar estaba en Santa Rosa”.
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Con el tiempo se fue a trabajar a un colegio salesiano en Esquel. Era maestro hospitalario y daba clases a personas que estaban enfermas y que no podían acudir a la escuela.
Con el pasar de los años se viene de visita a Santa Rosa, había algo que le decía que ya era el momento de quedarse en La Pampa y le venía rezando a Dios para que lo guiara. Una mañana, como quien no quiere la cosa, se fue hasta el Domingo Savio y dejó su currículum.
“Yo no tenía ningún contacto para trabajar acá. Cuando me estoy yendo, aparece un señor canoso, el que en ese momento era el director, Mario Cassetta, y me da una entrevista ahí, en el momento. Me tomó la entrevista y a las dos semanas me llama para trabajar ahí donde actualmente sigo estando”.
Nico Moralejo
Nico es incansable y, además de formar, quería traerle alegría a la comunidad. Fue así como se metió en Payamédicos. Después de años de estudio y formación con Cristian Velázquez y de visitar tantas veces el Hospital Molas y el Evita, lo convocaron para ser formador.
Nico está orgulloso de contar que en unos días arranca un nuevo curso de Payamédicos en La Pampa. Es algo novedoso, porque no se hace en La Pampa desde antes de la pandemia por el Covid. Hace poco más de cuatro años.
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Después de la formación artística viene toda la parte de payamedicina que es virtual y está dictada mediante videos realizados por José Pellucchi, el psiquiatra fundador de Payamédicos.
“El protagonista principal es la persona que está hospitalizada, que se transforma en un produciente para que en el devenir del juego libere endorfinas, la molécula de la felicidad. Eso ayuda a generar bienestar en el proceso de recuperación. No le llamamos paciente porque es reducirlo a estar en una cama y a mí me gusta pensar en llevarles colores, llenar de colores y de alegría el hospital y transformarlo en un circo”.
Nico Moralejo
Ser Payamédico implica un grado de compromiso que hay que poder sostener en el tiempo, desde la confección del traje, el nombre y la personalidad que se elija, como así también con las visitas a los hospitales.
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“Yo doy clases en la cárcel, en la Unidad 4 y una vez me pasó algo mágico. Hubo una situación de conflicto en donde un recluso recibió un corte. Lo hospitalizan en el Molas. Ahí estuvo internado varios días. Estaba esposado y no podía moverse mucho, además de que tenía constante vigilancia policial. Por suerte pudimos intervenir con él. Resulta que esa persona con quien yo había jugado era la misma que yo tenía en el aula en donde enseñaba Lengua y Literatura. Él nunca supo que yo era el payamédico con el que había jugado, nunca se enteró y yo nunca se lo dije. Pero él lo describió como una de las fantasías más lindas que había tenido en su vida. Contó que de niño nunca había podido jugar con ningún payaso y que había tenido que llegar a La Pampa para encontrarse con un payaso en el hospital. Ahí me di cuenta, con otra señal de Dios, de que estaba en los lugares correctos”.
Nico Moralejo
Informes e inscripción WhatsApp 2954-542573 o a la dirección de mail payamedicossantarosa@gmail.com. Los requisitos son ser mayores de 18 años y compromiso de asistencia.
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