Ikigai, un concepto japonés para encontrar en qué emprender

«Encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida.»

Confucio

La semana pasada, cuando entro a la despensa de Fabián para comprar agua tónica, me encontré con Juan Cruz, un compañero de mi hija, que terminó la escuela secundaria el año pasado, y decidió no seguir estudiando porque no encontró una carrera que le guste.

Para no quedarse sin hacer nada, comenzó a trabajar en la distribuidora de alimentos de un amigo de su papá. Mientras hace sus primeras armas como empleado, repartiendo mercadería, Juan Cruz no deja de fantasear con tener una idea revolucionaria que le permita independizarse y demostrar a sus padres y amigos que también puede ser exitoso.

Como con todo el grupo de ECO23 -así se llamaba la promoción- con Juan Cruz nos conocemos bien, ya que durante los últimos años del secundario organizábamos matinés para juntar fondos para el viaje a Bariloche y la bajada.

Al verme, Juan Cruz sonrió y me saludó con entusiasmo.

— ¡Hola Nico! ¿Cómo estás? No nos veíamos desde la fiesta de egresados, me dijo.

— ¡Hola, Juan! Todo bien. ¿Y vos?, le respondí.

Me contó que estaba haciendo un curso de trading y criptomonedas por internet, con la esperanza de llenarse de plata rápidamente. «Quiero juntar guita para comprarme un auto», confesó.
Sonreí y le dije: «Es genial que estés buscando oportunidades, pero dejame contarte algo que he aprendido a lo largo de los años trabajando con emprendedores.»

Le recordé cómo surgió la idea de las matinés. «No queríamos caer en la venta de sorrentinos, porque el dinero igualmente salía del grupo familiar. Optamos por algo distinto, las matiné para los chicos que comenzaban a salir, no necesitábamos nada extravagante, solo hacerlo bien y con pasión.»

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Juan Cruz asintió, recordando esos días. «Sí, fue divertido, pero esto es diferente, ¿no?».
«En realidad, no tanto», le respondí. «¿Estás pensando en emprender? Déjame decirte algo importante: la idea no es lo más importante. Hay un mito entre los emprendedores que dice: ‘Tengo una idea que me va a hacer millonario’. Pero la realidad es que las ideas no te hacen millonario; una buena implementación de esa idea, puede ser.»

Juan Cruz me miraba atentamente, interesado en lo que le decía.

— La mayoría de los negocios exitosos suelen basarse en una idea tradicional implementada de alguna forma diferente. Una mejora en el sistema de distribución, en los tiempos de entrega, en los canales de comercialización o simplemente en la relación precio-valor percibido.

— Esa mejora puede surgir de la utilización de algún recurso que ya tengas: una habilidad, un conocimiento, una red de contactos, una máquina, una local, etc.»

Juan Cruz parecía pensativo.

— Entonces, ¿qué tengo que hacer?

— ¿Conocés el concepto de ikigai?

— ¡No, ni idea!

— Es un concepto japonés que apunta a la razón de vivir. Para encontrarlo deberías hacer 4 listas de actividades: lo que te gusta hacer, en lo que sos bueno, lo que el mundo necesita, y por lo que te pueden pagar. Si encontrás algo que esté en las 4 listas ¡Ya está, deberías explorar esa opción! Igualmente, si no encontrás algo que esté en todas las listas, te aseguro que cuando termines con la tarea, vas a tener varias ideas para emprender. De todas esas, elegí 3 o 4, y aunque pueda ir contra tus instintos, comentar las ideas es la mejor opción para mejorarlas y enriquecerlas. Mantenerlas en secreto no tiene ningún sentido. Cuando las tengas claras, vení a verme que vamos a calcular el potencial económico de cada una de ellas.

Nos dimos un abrazo, y se retiró pensativo. ¡Tenía trabajo para hacer!

¿Y vos? ¿Tenés algunas ideas para emprender dando vuelta en la cabeza? Escribime a info@estudiolorda.com.ar o un mensaje en nuestras redes y te mando un plantilla que te ayude a encontrar tu ikigai.

Nicolás Lorda contador, emprendedor y docente universitario. Más de 25 años de experiencia asesorando a pymes. nlorda@estudiolorda.com.ar

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