¿Cómo puede ser que habiendo nacido en esta ciudad, habiendo estudiado Arquitectura (con placer y voracidad), cómo puede ser que nunca antes haya reparado en el enorme y valioso Patrimonio de Arquitectura Moderna que tiene la ciudad de Santa Rosa?
Un día en cuarentena fui a buscar un paquete de MercadoLibre al Edificio del Correo Argentino, y me deslumbré con la Maravilla del piso. Mármol y granito, ejecutado con gracia y maestría. A partir de ahí la arquitectura de Santa Rosa fue uno de mis redescubrimientos en los primeros 6 meses de confinamiento de este año.
Como dice Luis Alberto (Spinetta), «al ver verás».
El momento que estamos viviendo, en sus múltiples aristas, nos obliga a repensar el mundo, a repensar todo lo que hacemos, la forma en que lo hacemos, y a mirar con detenimiento a nuestro alrededor.
Quizás porque está ahí todos los días, quizás porque forma parte de un paisaje tan familiar que cuesta mirarlo en perspectiva.
Y la intención de esta columna es empezar a mirar, entender, apreciar y ojalá, deleitarnos mucho y cada vez más con las buenas obras que nos ofrece la ciudad.
Empecemos por el principio.
¿A qué nos referimos cuando decimos “Arquitectura Moderna”?
La arquitectura moderna abraza las mejores esperanzas de la modernidad de principios del Siglo XX: el progreso ilimitado, la confianza plena en los avances económicos científicos y tecnológicos (surgen la radio, la fotografía, el cine, el urbanismo como ciencia), las vanguardias artísticas, el cambio de un modelo de vida agraria por uno de vida urbana.
¿Cómo se traduce todo eso en el plano arquitectónico?
Referido a lo social, el problema al cual la arquitectura debe ofrecer soluciones es a la vivienda familiar del nuevo hombre trabajador moderno de la primera mitad del S XX.
Las ciudades se densifican y el desafío es ofrecer viviendas dignas, accesibles y funcionales para todos.
Las casas y las ciudades comienzan a pensarse como “máquinas de habitar”, donde lo importante es la correcta “funcionalidad” de las mismas. Esto quiere decir, por ejemplo, referido a las viviendas: zonas de servicio, cocina&baños cómodos, iluminados y bien ventilados, espacios no tan altos como los del S XIX, para poder calefaccionarlos en invierno y ventanas amplias para poder tener buena iluminación y ventilación cruzada en verano, etc.
Las ciudades también comienzan a proyectarse con los mismos criterios: zonificaciones por función: trabajo / comercio / vivienda /recreación, veloces y largas autopistas conectarían las diferentes zonas y todos felices y contentos.
El ejemplo más cercano es Brasilia (después no tan felices ni tan contentos, pero ese es otro tema).
En cuanto a los avances tecnológicos, aparecen el acero, el hormigón armado, y el vidrio en producción masiva. Los arquitectos tienen lugar y herramientas para experimentar y permitirse pensar las cosas de nuevo.
Los espacios que antes precisaban de gruesas paredes, muchas columnas, y elementos todos de resistencia estática, de repente pueden concentrarse en un delgado esqueleto estructural.
Esto permite uno de los leitmotiv de la Arquitectura Moderna, la “planta libre”. Se tarta de un espacio armado con un entramado de columnas y losas, que prescinde de muros estáticos, y permite recubrimientos livianos, móviles o transparentes.
Aparece la idea de vinculación entre espacio interior y exterior: los grandes paños vidriados.
Muchas de las cosas que hoy nos parecen “normales” o habituales en nuestras casas actuales, son conquistas del Movimiento Moderno.
Otras características
- Grandes rampas de circulación. Incluyen el movimiento/tiempo fluido en el espacio. Las rampas del Centro Cívico, por ejemplo.
- “Brise Soleil”, o en español, los parasoles, como el gran parasol de hormigón que luce el edificio del Correo Argentino. Siempre pensando y buscando la eficiencia y el comfort en la funcionalidad del espacio habitado. Los paños de vidrio otorgan iluminación natural durante todo el año, los parasoles protegen de los fuertes soles del verano pampeano y permiten a su vez la circulación y ventilación de aire en todos los ambientes. Los profesionales deberíamos volver a estas premisas, tan urgentes en tiempos de virus.
- Modulación, tanto en las estructura como en las fachadas
- Elementos plásticos integrados a funciones específicas: paneles curvos que arman toilettes, o tanques de agua con formas escultóricas, o mobiliarios diseñados e integrados a la arquitectura, murales en plantas bajas o circulaciones, etc.
La llanura en blanco
Aunque los territorios estaban habitados desde hace siglos, La Pampa, al igual que Chaco y Tierra del Fuego, son las provincias más jóvenes y recientes dentro de la historia argentina.
La pequeña ciudad de Santa Rosa es, a inicios de la década del cincuenta, lo más parecido a la “tábula rasa” que tanto proclamaba e hubiera envidiado el maestro de la arquitectura moderna, el suizo-francés Señor Le Corbusier.
Una llanura en blanco donde fue, y aún es posible, pensar una ciudad nueva, ordenada, bella, y funcional.
Te invito a recorrerla y a repensarla en esta columna.
Arq. Ana Pessio. Arquitecta UBA. Paisajista. holaabracasa@gmail.com