Hoy se cumplen 19 años de la desaparición de Andrea López. Un caso emblemático de femicidio que sucedió en La Pampa, cuando todavía no existía esa carátula, ni el movimiento Ni Una Menos.
Su expareja, el boxeador Víctor Purreta, fue condenado por el homicidio, pero nunca apareció el cuerpo. La provincia de La Pampa anunció ayer por decreto el incremento a $1.500.000 de recompensa por cualquier dato o información «veraz y determinante» para localizar sus restos.
Quienes puedan aportar información podrán hacerlo en la Subsecretaría de Derechos Humanos a los teléfonos 0-800-333-1376 (línea gratuita) y 02954-437132, y mensajes por WhatsApp 2954-813107, también ante las autoridades de la Policía y ante el Ministerio Público Fiscal, con la correspondiente reserva de su identidad.
La historia de un femicidio
El 9, ó el 10 de febrero del 2004, desapareció Andrea Noemí López de Santa Rosa. Tenía 25 años. Convivía con su hijo (entonces de 5), y su pareja, Víctor Purreta. Estaba embarazada de dos meses, según cuentan sus familiares. Era víctima de violencia de género y proxenetismo por parte de él.
Su cuerpo aún hoy es buscado. Él era boxeador profesional. Le decían “El Lince”. Campeón argentino en la categoría “welter”, en algún momento. Pero además manejaba un cabaret en Pehuajó. No le permitía tener demasiado contacto con su familia.
En su declaración dijo que esa madrugada discutieron. Que él se durmió. Que cuando despertó, alrededor de las 4 de la mañana, ella se había ido.
Algunos testigos lo vieron cerca de las cinco de la mañana en su camioneta. Entonces dijo que se levantó y fue a comprar cigarrillos, porque su esposa se los había llevado.
Julia Ferreyra es la mamá de Andrea. Y junto al hijo, Carlos Emanuel, sólo quieren saber dónde está. Sucedieron muchas cosas todos estos años. Excepto, Andrea.
Se realizaron excavaciones en Santa Rosa, y en campos en los alrededores para buscarla, búsquedas con georadares, se exhumaron cadáveres, también se sospechó que podía estar en una red de trata. Nunca la encontraron.
El 15 de junio de 2005, Víctor Purreta, fue condenado por “promoción y facilitación de la prostitución” en perjuicio de su mujer, ya desaparecida.
Estuvo preso dos años. Luego vinieron dos parejas más. Violencia, lesiones, proxenetismo nuevamente, y otras condenas leves.
En el 2012, su hijo, ya con 13 años, declaró en Cámara Gesell. Contó que su padre golpeó, le “dio rebencazos” y ahorcó a su madre, según relató el abogado.
Víctor fue detenido. En el 2014 lo condenaron a 18 años por el asesinato de su esposa. Pero fueron 25 años en total. Una pena unificada, por una condena anterior.
Hoy está preso en la Colonia Penal de Santa Rosa. Se volvió a casar dos veces. Da clases de boxeo. Nunca confesó qué fue lo que sucedió con Andrea. Un historia sin cerrar. Un cuerpo que no aparece. Y un caso emblemático de femicidio cuando todavía no existía esa palabra.
Si sufrís violencia de género o sabés de alguien que esté en esa situación comunicate con la línea 144 ó 2954-619368 (Guardia Secretaría de la Mujer La Pampa).
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