En el marco del Mes de la Mujer y el #8M conocimos a mujeres jubiladas pampeanas, que dedican su tiempo libre a ayudar a los demás.
En el Hogar de Ancianos de Santa Rosa viven hoy 34 abuelos y abuelas. Entre ellos un matrimonio y dos parejas de novios. El Hogar es como una familia. En donde pasa «de todo». Es como una novela. El Hogar es un desfile de gente que viene y que va, acompañando a los abuelos. La mayoría son mujeres.
María Rosa García tiene 63 años, es maestra de escuela primaria, y pasó 36 años trabajando en escuelas. Se acercó al Hogar, no tenía «ni idea» de qué iba a encontrar. No sabía cómo acercarse a personas mayores.
“Descubrí que se puede vivir con la misma alegría que en las demás de las etapas de la vida. Necesitan a alguien que se los facilite, igual que en la niñez. Para que se diviertan, canten, hagan ejercicio, se enamoren.»
María Rosa García
Lo que faltaba y que ella sabía hacer es lo administrativo y contable, formalmente, pero después hace de todo. «Con mi grupo de amigas Sembradoras de Cuentos contamos cuentos. Acá nos enriquecemos todos». Lo que más miedo da es el desconocimiento. «Le vas perdiendo el miedo a la vejez.»
Siete mujeres acompañan en todo el Hogar. Son la Comisión Directiva. Cada una de ellas tiene sus tareas y lo vive como un espacio de autorrealización, un rol destacado en su comunidad que las hace protagonistas de la etapa que les toca vivir. Y las llena de vitalidad.
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María Elisa Sanchez tiene 61 años. Hoy está su mamá viviendo en el Hogar. «Primero empecé haciendo lo que podía, y después quiso el destino que trajera a mi mamá. A partir de ahí se hizo más frecuente mi presencia. Al principio no sabía ni cómo se llamaban, pero después los empecé a conocer. Esta es una manera de acercarte a esta etapa que tendremos todos, desde un lugar amigo, con más conocimiento.»
Mónica Becerra tiene 64 años, es bióloga y junto a su colega Beatriz de Elorriaga, con quien trabajó en un proyecto educativo en el Museo de Historia Natural de La Pampa durante 25 años, una vez por semana, dan un Taller de Jardinería en el Hogar. “Me paso la semana pensando qué voy a hacer con ellos. El otro día fuimos a juntar flores de rosa china para enseñarles a hacer tintura. Hacemos experimentos también.» En estas semanas están trabajando con los abuelos disecando hierbas y las envuelven en bolsitas para regalar a todos los visitantes del lugar. Trabajan hasta las habilidades motrices. También están haciendo taller de compost, un trabajo en conjunto con las cocineras, el jardinero y los abuelos.
Ana Lía Fite (64) también está jubilada desde hace poquito. “Este lugar me dio el espacio de realizarme de otra manera. Y empezás a ver que lo que podés hacer es mucho»
«Generar cambios positivos en las personas. Acá recibimos un montón. Tenemos abuelos que nos dan sus opiniones, sus consejos. Un trueque de bienestar y de ganas de vivir”.
Ana Lía.
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¿Cómo se puede ayudar? “A los 60 por ahí te quedan 25 años de seguir dando en la medida en que te de el cuerpo. Quizás desde tu casa podes compartir lo que te guste hacer: leer cuentos, o juntar y traer revistas para los abuelos, otros vienen a tocar música, otros traen tortas», cuenta Ana Lía.
También se divierten . Y hacen de todo. Desde arreglarles un teléfono a los abuelos, hasta hacerles un trámite. “Acá es una novela, todos los días tenemos un capítulo, y una historia nueva.”
Dora Costabel farmacéutica, tiene 77, sigue trabajando en su farmacia. Cree que con el trabajo solidario “vos das pero recibís 3 veces más”. Nos cuenta que lo aprendió en su casa. “Mi papá siempre se preocupó por la vida de otros. Y los tres hermanos somos iguales.” Recuerda que su vínculo con el Hogar comenzó “trayendo medicamentos y una cosa llevó a la otra.”
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¿Y por qué la mayoría de las que ayudan casi siempre son mujeres?
“Quizás por que las mujeres nos jubilamos más jóvenes… y tenemos más tiempo libre”, opina Ana Lía.
“Creo que las mujeres tenemos más incorporada la función de cuidado de los otros”, cree Elisa.
“Yo lo veo hasta en las visitas que hay más mujeres. En lo económico en seguida colaboran los hombres, hasta pareciera que le tienen más temor a la ancianidad” dice María Rosa.
¿Qué le dirían a una mujer que se jubiló?
«Que hay que compartir lo que a uno le gusta hacer para sentir vitalidad. Desde adentro de su casa, o salir. Compartir», aconseja Ana Lía.
“A veces es hacerles los mandados a un vecino que vive solo y necesita ayuda para hacer las compras”
María Rosa
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“Esto te ayuda a mantener rutinas con todo ese tiempo que tenés. Tener un proyecto, mantenerte activa”, Elisa.
«Hay muchas cosas para hacer. Sólo hay que mirar para afuera. Ser útil, necesario, para sentir vitalidad.» Ana Lía.
“Dar lo que tengo ahora, que quizás me faltó antes hasta para mi propia familia: tiempo”
Mónica.
El Hogar de Ancianos funciona desde el año 1911 en Santa Rosa. Es importante la ayuda de toda la comunidad que lo apoya con su cuota de socio, con donaciones y con proyectos solidarios. Si querés ser socio del hogar acercate a Don Bosco 13, teléfono 2954 3144014/ 611213 /366504 o contactarse a través de Facebook e Instagram @Hogardeancianossantarosa
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