Así se llama la ONG que busca una solución integral para el manejo sostenible de residuos plásticos. Desde el proyecto UNLPam Ambiental (Universidad Nacional de La Pampa) se asociaron a la fundación Botellas de Amor y recolectan los residuos plásticos envasados en Santa Rosa, y en otras 30 localidades de La Pampa.
¿De qué se trata? Consiste en llenar botellas con plásticos de un solo uso, que normalmente se desechan, para luego ser transformados en madera plástica, con los que se fabrican mesas, sillas, juegos de plaza o huerteros.
¿Qué son los plásticos de un sólo uso? Aquellos utilizados una sola vez y luego desechados: bolsas de comercio, sachet de leche, de yogurt, paquetes de fideos, de arroz, de golosinas, repuestos de limpieza, potes de quesos y postres, entre otros. Se deben separar, limpiar, secar y una vez limpios van dentro de la botella o bidón.
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Mariana Ruíz Espíndola (40) es una de las coordinadoras e impulsoras de UNLPamBIENTAL. Me esperaba sentada en un banquito en el campus de la universidad una mañana que empezó siendo fresca y que al pasar del tiempo, entre preguntas y respuestas, terminó en un cálido mediodía.
Dos autos y ninguna persona además de Mariana estaban en el campus, en una época en donde las facultades suelen estar abarrotadas de estudiantes rindiendo finales, sentados en el pasto, repasando apuntes al borde del lapsus mental. Pero no había nadie. Una Universidad vacía en diciembre. Sólo el 2020 pudo con ello.
Después de mostrarme un poco las tareas que realiza en la facultad de química, Mariana empezó a narrar cómo fue surgiendo el proyecto de sustentabilidad de la Universidad.
Ella trabaja en el comité de higiene y seguridad, en donde tratan de que todos los desechos químicos que se generan no terminen en el pozo ciego. Entonces formularon un plan de manejo de residuos químicos peligrosos que de a poco lo fueron implementando en las clases. Y así se empezó a introducir en el inconsciente colectivo de los alumnos la idea de estar atentos con lo que se tira y con lo que no se tira.
Los inicios
En el año 2014, Mariana escuchó nombrar el plan UBA Verde , un programa de gestión de residuos sólidos. Al campus de la Universidad de Buenos Aires asisten 4500 personas por días, al campus de la UNLP 250 personas por día. Se plantearon que «si la UBA podía, ellos en La Pampa, también».
» El primer inconveniente con el que nos encontramos para poder llevar a cabo el plan, fue que en Santa Rosa no se realiza una recolección diferenciada de residuos y para que un programa como tal funcione, se necesita la disposición final, sino separar por separar no tiene sentido» cuenta Mariana.
Después de algunos obstáculos, salieron dos convocatorias que le darían forma al proyecto. Algunas impulsadas por el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional), otras por la Secretaría de Políticas Universitarias. El equipo de la Universidad se puso manos a la obra y lograron asociarse con un actor vinculante: el Municipio de Anguil.
En Anguil hacen recolección diferenciada y tienen una planta de tratamiento diferenciada de residuos, ese era uno de los requisitos excluyeres para aplicar a la convocatoria.
Al año siguiente, se enteraron que habían sido seleccionados para ambas convocatorias y el proyecto UNLPamBIENTAL pudo al fin emprender un largo recorrido.
LA ONG
«Desde que quedamos en las convocatorias, ahí pudimos empezar a trabajar con la fundación Botellas de amor. Notamos que muchos residuos plásticos, como envoltorios de golosinas o galletitas, no eran reciclables y no sabíamos que hacer con estos. Entonces descubrimos lo que eran los plásticos de un solo uso, y a raíz de esto conocimos la ONG», dice Mariana.
Cuenta que «si se hace compost y si se reciclan los plásticos en las botellas desde el hogar, te das cuenta que no queda prácticamente nada para tirar a la basura y dimensionás que el programa realmente funciona».
Este proyecto fue creciendo de manera acelerada. En un principio habían comprado una casita para depositar allí las botellas. El equipo pensó que no se llenaría nunca, pero en la primera colecta ya no daban abasto. Hoy tienen 4.000 botellas . «Nunca dimensionamos ni la cantidad ni el volumen», confiesa.
«Leés en Google que todos generamos entre 1 y 1,5 kilos de residuos por día, pero después llevar ese número a la realidad, verlo en frente tuyo, es muy fuerte. Te sorprende mucho»
El hecho de tirar basura en el tacho, no significa sacar solamente la bolsita afuera «y que el problema sea de otro, hoy en día se entiende que el problema es de todos«. La generación de jóvenes ya cambió el paradigma en una gran medida.
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Impacto positivo
Convertir el plástico en madera plástica contribuye y disminuye a la tala indiscriminada de árboles. La durabilidad de este material es mucho mayor que la de la madera convencional, ya que el plástico en degradarse tarda entre 100 y 150 años.
Mariana agrega, que al calcular a grandes rasgos, la cantidad de botellas que están depositadas en el campus de la Universidad (4.000 en total, que serían 500gr cada una), equivale a 2.000 kilos de plástico, los cuales están al resguardo y no se están quemando o volando por los aires hasta llegar a algún río. Ese plástico, es el de un solo uso, el mismo que si no se recicla de esta manera de transformación, en madera plástica, no es apto para la recolección diferenciada.
Otro dato interesante que revela Mariana, es que se necesitan aproximadamente 20 kilos de madera plástica para hacer una compostera o una maceta pequeña de 50 x 50 ¡Si no sabemos qué hacer con tanto plástico dando vueltas es porque nos falta un poco de creatividad!
Más allá de la sustentabilidad
El equipo de trabajo de UNLPamBIENTAL en sus inicios, pensó al proyecto sólo desde el lado de la sustentabilidad. Pero al marchar, experimentar, y escuchar vivencias de otras universidades se dieron cuenta que la sustentabilidad ambiental es sólo una cara de la moneda.
«Para los cirujas, cartoneros y para la gente que vive de los residuos también les es fundamental la recolección diferenciada de residuos, les solucionas gran parte de su tedioso trabajo. Implica entregarle a estos trabajadores un residuo seco y limpio, les cambias la vida porque no tienen que estar revolviendo la basura» nos cuenta Mariana.
Por otro lado, el equipo da charlas en escuelas y tienen una repercusión buenísima por parte de los chicos. «Por ejemplo con los primeros chicos que trabajamos con el proyecto botellas de amor fue con los chicos del Jardín Trampolín, con nenes de 2 años que aprendían a hacer botellas en la salita y después iban a sus casas y cuando veían a sus padres tirar cosas a la basura los nenes lloraban, los padres no los entendían al principio porque ni siquiera hablaban. Después de charlar con las maestras entendieron que ellos lloraban porque había que tirar la basura en las botellas no en el tacho. Entonces pienso que no todo esta perdido», cuenta la entrevistada.
Encuentros de amor
Un grupo de abuelas aisladas y encerradas por la pandemia, se empezaron a juntar los sábados en una comisión de fomento para llenar botellas y así sociabilizar, compartir y ver gente nueva. «Es una manera de que estén con sus pares, que se sientan que hacen algo productivo», resalta Mariana, y manifiesta su entusiasmo por el poder transformador de estas actividades.
Los chicos del Centro Terapéutico del Solar de Santa Rosa también encontraron un espacio en donde trabajar en equipo y conectarse. «Para ellos es todo un evento, se emocionan, me mandan videos, lo toman como si fuese un trabajo» dice con los ojos brillantes.
«Algo tan simple significa algo más que sustentabilidad: estás generando vínculos» Mariana Espíndola.
Despapelización
El equipo de trabajo realizó desde colectas sustentables hasta una despapelización de la Universidad.
Reciclar mil kilos de papel, por ejemplo, y reutilizándolo, se evita un gran gasto de agua, el consumo de árboles y se bajan las emisiones de carbono que liberamos a la atmósfera.
La pandemia hizo que todos los procesos administrativos sean de forma digital. Sacamos 2.240 kilos de papel que luego fueron donados a la Cooperativa Bella Flor, de Macachín.
En otra colecta sustentable que realizaron, juntaron plásticos para luego donarlos a la Conservación Águila Colorada para hacer rampas de rescate con el objetivo de reducir ahogamientos de animales silvestres.
Si sos de Santa Rosa, La Pampa, podés dejar tus Botellas de Amor en la calle Coronel Gil 353, en el piso central de la UNLPam, de lunes a viernes de 7h a 18h. Se solicita desinfectar antes las botellas y respetar el protocolo para el ingreso.