El 17 de agosto de 1850 pasó a la inmortalidad José de San Martín, nuestro mayor héroe patrio, por eso es Feriado Nacional el día de hoy. Repasamos en esta nota, de mano del historiador Felipe Pigna, la historia del padre de la Patria.
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José de San Martín nació en Yapeyú, Corrientes, el 25 de febrero de 1778. En 1774 el gobernador de Buenos Aires encomendó al Capitán don Juan de San Martín el cargo de teniente gobernador de Yapeyú. Cuando José tenía tres años, toda la familia debió abandonar Corrientes y trasladarse a Buenos Aires.
La familia San Martín vivió en la capital del virreinato hasta fines de 1783, cuando fue aceptado el pedido de Don Juan para regresar a España. En ese momento, José tenía ocho años, estudió en el Seminario de Nobles de Madrid, aprendió latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía.
Entre 1793 y 1795 San Martín tuvo una actuación destacada durante la guerra entre España y Francia y ascendió en sus grados militares hasta llegar al de segundo teniente.
El joven San Martín no olvidó sus orígenes americanos y estaba muy al tanto de los sucesos del Río de la Plata. Al enterarse de la Revolución de mayo de 1810, decidió retirarse del ejército español y poner su experiencia al servicio de la naciente revolución americana. En enero de 1812 emprende el viaje de regreso a su tierra natal.
“Yo serví en el ejército español desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos de Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento a fin de prestarle nuestro servicio en la lucha”.
José de San Martín
Una vez en Buenos Aires, San Martín logró que se le respetara su grado militar de Teniente Coronel y se le encomendó la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná que estaban siendo atacadas por los españoles de Montevideo. Fue así como nació el regimiento de Granaderos a Caballo.
San Martín entró en contacto con los grupos opositores al Triunvirato y creó junto con Carlos de Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta cuyos objetivos principales eran la Independencia y la Constitución Republicana.
El 8 octubre de 1812, San Martín marchó con sus compañeros y tropas hacia la actual Plaza de Mayo para exigir la renuncia de los triunviros. “No siempre están las tropas para sostener gobiernos tiránicos”, condenaba San Martín en un documento presentado.
El 3 de febrero de 1813 los Granaderos de San Martín entraban por primera vez en combate frente al Convento de San Lorenzo, en Santa Fe. El triunfo fue total y el prestigio del coronel San Martín crecía sin cesar. Por lo tanto, en 1814 se le encomendó reemplazar al General Belgrano: el mando del ejército del Norte.
San Martín aceptó el cargo, se retiró a Córdoba para recuperarse de los dolores de su úlcera estomacal y terminó de delinear para cruzar la cordillera, liberar a Chile y marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima.
Fue nombrado gobernador de Cuyo. En Mendoza comenzó los preparativos para la liberación del Perú sin descuidar las tareas de gobierno. Fomentó la educación, la agricultura y la industria y creó un sistema impositivo igualitario teniendo en cuenta de que los que más tenían pagaran más.
“Compañeros del Ejército de los Andes: La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje”.
José de San Martín
El 16 de agosto de 1816, nació Mercedes Tomasa de San Martín, la única hija de Remedios Escalada y San Martín. A principios de 1817 comenzó el heroico cruce de los Andes. Durante muchos tramos San Martín debió ser trasladado en camilla debido a los terribles dolores provocados por la úlcera.
A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotaron a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile. El 19 de marzo del año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada, pero el General Las Heras logró reorganizar un ejército de 5.000 hombres y vencer a los realistas el 5 de abril de 1818 en Maipú .
El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. San Martín ordenó bloquear el puerto de Lima. El virrey De la Serna se vio acosado por distintos flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día, el general San Martín entró victorioso a la capital virreinal.
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El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. Se formó un gobierno independiente que nombró a San Martín con el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar.
San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales, garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. Tuvo que enfrentarse a graves dificultades financieras, lo que creó un creciente descontento en la población. Pese a las dificultades San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú.
Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur, el patriota venezolano Simón Bolívar, lo hacía desde el Norte. Se solicitó la ayuda a San Martín para la campaña en Ecuador. El general argentino envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates de Riobamba y Pichincha, y garantizó la rendición de Quito.
Los libertadores decidieron reunirse: la famosa entrevista de Guayaquil, en Ecuador, que se realizó entre el 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera su futuro con libertad, Bolívar tenía interés en controlar la evolución política de las nuevas repúblicas.
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Tras la entrevista de Guayaquil, San Martín renunció al cargo de Protector del Perú. Partió a Chile donde permaneció hasta enero de 1823. Después, cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a su esposa, que estaba gravemente enferma.
Rivadavia, ministro de gobierno, le negó el permiso. Le expresó que las condiciones de seguridad no estaban dadas para que San Martín entrara a la ciudad. En realidad Rivadavia, que siempre le había negado cualquier tipo de ayuda a San Martín, temía que el general entrase en contacto con los federales del Litoral.
San Martín igualmente decidió viajar a Buenos Aires, pero llegó tarde, su esposa había muerto sin que él pudiera compartir sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país rumbo a Europa en compañía de su hija Mercedes.
San Martín atravesó una difícil situación económica. Del gobierno argentino no esperaba nada. Mientras que de Perú y Chile no le pagaban con regularidad los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos.
El general seguía inquieto por la situación de su país. En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofreciéndole sus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra.
San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma, úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. En su testamento pedía que su sable fuera entregado a Rosas “por la firmeza con que sostuvo el honor de la república contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla” y también que su corazón descanse en Buenos Aires.
Fuente Felipe Pigna: www.elhistoriador.com.ar
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