Marcela Castro es la directora técnica que estuvo a la cabeza del Seleccionado Femenino de Fútbol Playa campeón de los Juegos Evita Playa 2023 de Chapadmalal, un logro para La Pampa que causó asombro por la rareza de ver este deporte en práctica en la provincia: “Es súper satisfactorio haber logrado ese título, sobre todo por no tener esa arena para trabajar. Los últimos días practicamos en una cancha de beach vóley que hay en el Estadio Municipal”, señaló la entrenadora.
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Con un equipo conformado por jugadoras de la Liga Cultural y de las delegaciones pampeanas que disputan los Juegos EPADE y de la Araucanía, las pampeanas finalizaron el torneo invictas tras derrotar por 5 a 3 a San Juan en la final. Atrás quedaron las victorias ante Jujuy por 7 a 0, Santiago del Estero por 5 a 2, Catamarca por 2 a 0 y el agónico triunfo por penales ante Río Negro por 2 a 1, luego de empatar 3 a 3 en el tiempo reglamentario: «Ese era el partido que nosotros teníamos que ir a pelear. Era clave porque siempre hacen un buen papel en todos los torneos», apuntó Castro sobre lo que fue una final anticipada.
Imponerse ante las rionegrinas les dio un envión anímico importante para afrontar los últimos dos encuentros: «Ahí ya estaban muy seguras y confiadas, sabían que dependía de ellas, de estar concentradas y dejar todo para poder lograrlo«. Así fue como el conjunto conformado por Estrella Benítez, Marina Díaz, Ariana Escudero, Melany Gramajo, Triana Olguín, Melanie Pedernera y Sofía Wilberger se abrió paso hacia el título para dejar la bandera pampeana en lo más alto.
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El Fútbol Playa tiene bastantes diferencias con el de césped: «La dimensión reglamentaria de la cancha es de 36 por 26 metros; sabemos que es una superficie muy difícil porque hay que jugar mucho por arriba; los laterales tenés que sacarlos en cuatro segundos y pueden ser con los pies o con las manos; a la arquera se la podés devolver una vez, después tenés que jugar sino es falta; las tarjetas se acumulan y es un penal; se juega en tres tiempos de 12 minutos«. – Marcela Castro.

El camino hacia la cima fue un trabajo que según cuenta la entrenadora no fue fácil de construir por la falta de sitios físicos para poder practicar esta variante del fútbol. Además, no fue hace mucho tiempo que se comenzó a incorporar esta disciplina en la rama femenina y la primera participación en los Juegos Playa fue en 2016 en Rosario.
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Así y todo se armó el equipo entre jugadoras de la Liga Cultural y delegaciones pampeanas para los Juegos EPADE y de la Araucanía, las cuales venían de hacer pretemporada con sus clubes y estaban en óptimas condiciones desde lo físico y que se adaptaron de buena manera al fútbol en la arena: «Las jugadoras entendieron bien las reglas del juego que es fundamental para usar las estrategias y hacer ciertos movimientos para sacar ventaja en la cancha. Estuvieron unidas y comprometidas», cuenta la DT.
A lo largo del torneo, ese compromiso se vio reflejado en la mentalidad y la responsabilidad con la que lo asumieron las representantes pampeanas: «Saben que más allá de ir a divertirnos, a hacer amigos y amigas, van representando a la provincia y a nuestro fútbol y que es una responsabilidad de acostarse temprano, de no estar con el celular a la noche, de entender e ir a ver otros equipos«, indica Castro sobre una de las claves que tuvo su conjunto ganador, que al observar a los demás competidores pudo sacar provecho al momento de enfrentarlos.
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Para la entrenadora fue fundamental comenzar con una victoria para ganar seguridad y mantener esa seguidilla de triunfos hasta el final: «Eso las motivó para estar unidas, fortalecerse y alentarse entre ellas cuando a alguien no le salía una. Todas estas cosas las fueron haciendo cada vez más fuertes y a medida que iban pasando los partidos iban tomando más confianza, entendiendo el juego y haciendo cosas que nos daban ventaja», explicó.

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Una vez campeonas, el llanto de emoción se hizo presente en el rostro de las jugadoras que sabían que habían conseguido una gran hazaña para La Pampa y mientras se reunían en la mitad de la cancha saltando de alegría, una entrenadora las observaba con orgullo.
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