El pampeano Osvaldo Sumavil (55) partió a París esta semana, para participar de su cuarta y última participación en Juegos Olímpicos. Su historia es un hito en el arbitraje y como referente en el beach volley.
Este miércoles comienzan en París los Juegos Olímpicos 2024, pero la inauguración oficial será el viernes 26. Más allá de los 136 deportistas que representarán a la Argentina, también existen otras labores en donde se lleva la bandera argentina a lo más alto. Y eso mismo viene haciendo el pampeano desde Londres 2012 a hoy.
Sumavil, quien reside en La Plata desde muy joven, es el primer árbitro internacional de beach volley en la historia argentina, una referencia no solo en el país sino en muchísimos sitios. Con los pies sobre la tierra, o sobre la arena, disfruta tanto de enseñar, aprender y cada partido que lleva adelante. Y al ser uno de los principales dentro de la Federación Internacional de Vóleibol, lo ha llevado a dirigir finales mundiales de Grand Slam en Argentina, Brasil, Estados Unidos, Rusia, Suiza, Noruega, Finlandia, Chipre, Croacia y Holanda, entre otros países. Sea donde sea, con un mate de compañía.
«Voy a estar en mi cuarto Juego Olímpico consecutivo, un récord que solo podrá igualar Jose María Padrón«, detalló, nombrando a uno de sus mejores amigos dentro del ambiente. «Pero si contamos los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nanjing 2014 y Buenos Aires 2018, si es un verdadero récord en el universo del arbitraje», sumó. «Este es especial, The last dance posiblemente», tiró, sonriendo. «Mirando atrás me cuesta creer que empecé con un objetivo de dirigir por el mundo y un sueño de ser olímpico: estaré en mi cuarto ocasión y nada menos que en París; me llena de emoción y orgullo», resaltó.
«¿Qué espero de este París? Espero vivir la mágica atmósfera deportiva que sólo puede generar un Juego Olímpico; el sueño de los atletas a flor de piel, el entusiasmo de miles de voluntarios y la emoción de los espectadores», subrayó. «Tokio, en plena pandemia, no pudo transmitir eso», recordó. Y agregó,: «Tengo pensado y decidido disfrutar profundamente cada instante, cada simple detalle. Y en lo profesional estoy fuerte y con la capacidad, el ánimo y la voluntad de dar mi 100 por ciento para contribuir que todo sea una fiesta y como siempre el espectáculo sean los atletas».
Sus inicios, desde Punta Lara a los Olímpicos
«Comencé a dirigir beach volley casi por casualidad el año 1997, cuando el Circuito Nacional llegó a La Plata, más precisamente a Punta Lara en un parador llamado ‘La Playita», empezó contando el actual presidente de la Asociación Regional de Vóleibol Amateur (ARVA), entidad que engloba a los clubes platenses, berissenses y ensenadenses. «Quien me invitó fue Jose Luis Rifourcat, uno de los artífices de mi incursión en esta especialidad del vóley. Posteriormente, Javier Sala me da la oportunidad de seguir con el Circuito Nacional que continuó en La Costa (Pinamar, Villa Gessel y Mar del Plata)», agregó.
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«Mi deporte de niño y en mi adolescencia fue el fútbol y el atletismo, pero en el colegio secundario me encontré con un grupo de compañeros que jugaban al vóley y ese fue mi primer contacto con el deporte y lo adopté para siempre jugando en la Escuela 221«, soltó, yendo a sus inicios. «Sin fundamentos técnicos por no practicar de niño, no me quedó otra alternativa que dedicarme al arbitraje así fue que en 1988 tuve la oportunidad de hacer un curso de arbitraje nacional en Neuquén y conocí a uno de mis grandes profesores: prócer del arbitraje mundial, Juan Ángel Pereyra», puntualizó.
Crecer entre los clubes de barrio y viajar por el mundo
«Mi crecimiento en el arbitraje me lo permitió sin dudas ARVA y en el voley playa nacional, cuando participé del Tour Mundial en Mar del Plata en 1999 como juez de línea y en el 2000 como árbitro nacional», reconoció, sobre esos primeros años en La Plata y vinculándose con una asociación que daba sus primeros años (fundada en los inicios de los 90′). «Entendí claramente en ese momento que quería hacer carrera en el beach volley», aseveró.
Siendo el primero del país en tener el rango FIVB, no le fue fácil y era un sueño a medida que avanzaba en el ámbito local. «El momento de ser internacional fue con mucha expectativa ya que debía costearme el viaje a Europa (precisamente a Hamburgo, Alemania) para participar del curso que me daría la posibilidad de convertirme en el primer árbitro internacional de Argentina y de Sudamérica fuera de Brasil», contó. «Luego vinieron las designaciones, los viajes, la confianza que depositó en mí José Casanova (Portugal), a quien le debo lo que soy por sus enseñanzas y oportunidades», manifestó, y siempre agradecido a cada cual.
El apoyo a lo largo de su carrera
«Esta profesión me ha dado grandes amistades; desde siempre Jose María Padrón (España), Jonas Personeni (Suiza), de quienes aprendí mucho además, como también de Babys (Grecia) Juan Saavedra (Colombia), Lenny Rivera (Puerto Rico), Davide Crecentini (Italia), Regis Fonseca (Brasil), entre otros más», detalló.
«He tenido la posibilidad de dirigir a grandes jugadores, hoy leyendas del beach volley: Emanuel Regó, Ricardo Santos, y por supuesto los nuestros, Martin Conde, Mariano Baracetti, Jose Salema, Fabio Pérez, Esteban Martínez», rememoró.
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