Yamil George (32) y Ayelén Battaglia (33) tienen su emprendimiento terapéutico cannábico desde hace cinco años. Matías es maestro mayor de obra y Ayelén, contadora. Pero un día se acercó a su domicilio Paola (la mamá de Iñaki el joven con epilepsia refractaria) con un pedido de auxilio: le habían robado todas sus flores y plantas por lo que no tenía marihuana para producir medicamento para su hijo. Desde ese momento se iniciaron de lleno en el mundo del cannabis medicinal.
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“No es una empresa, trabajamos en comunidad y hay más personas involucradas, tanto terapeutas como cultivadores e incluso una médica. Nuestro objetivo es poder proveer de cannabis a los usuarios y brindarles un acompañamiento integral en ese consumo, junto con otras técnicas terapéuticas. Cualquier persona bajo consumo de cannabis o buscando una alternativa para tratar sus problemas de salud puede acercarse”.
Yamil
Yamil en este momento está privado de su libertad con prisión domiciliaria y enfrenta un juicio como si fuera narcotraficante. Su trabajo es público al igual que la organización Olta y ha dado charlas en la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam). Han asistido a medios, médicos recomiendan sus terapias y son reconocidos en el ámbito local.
Incluso mandan a analizar sus productos a Bahía Blanca. Sin embargo, la justicia no distingue desde la legalidad a un narcotraficante de cocaína con un cultivador de cannabis medicinal que ayuda a los usuarios.
Funcionan con la ONG Sativa Madre, pero hasta que no se modifique la ley de drogas y se considere legalmente el cannabis como una planta medicinal el acceso es complicado y peligroso. Yamil explica que «la marihuana no genera muertes, no tiene efectos secundarios más allá de la somnolencia y síntomas leves, cosa que no se puede decir de otras sustancias legales como el tabaco o el alcohol. La única diferencia es que el consumo de cannabis atenta contra la industria farmacéutica, porque resuelve problemas que medicamentos extremadamente costosos solo atenúan. Además, legalizarla desbarataría el narcotráfico, que hoy en día no se diferencia del autocultivo por salud ni de las ONGs que ayudan a las personas«.
A la gente la siguen metiendo presa, incluso aunque tengan registro REPROCANN, como es su caso. No hay distinción entre narcotráfico y autocultivo. “Está todo muy en el aire a pesar de los avances que se están dando con respecto a la planta, como reconocer cultivadores y crear el registro”, explica Yamil.
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¿Qué es el REPROCANN? El Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN) es un programa gubernamental que procura mejorar el acceso a quienes tienen indicación médica a un producto que se origine en el cultivo de la planta de cannabis. Lo realizan los interesados para si mismos, para terceros, o por una red de pacientes asistidos por Organizaciones No Gubernamentales (ONG) autorizadas. Este registro permite a los autorizados cultivar y poseer plantas y derivados del cannabis de forma controlada, hasta 9 plantas en floración y 40 gramos de flores secas o 6 unidades de goteros de 30ml. El trámite se realiza de forma gratuita a través de la página web Registro REPROCANN | Argentina.gob.ar
Él también cuenta su experiencia personal al iniciarse en el cannabis: “Fumé marihuana y era asmático, así que lo hice con mucha reticencia. Desde ese momento me di cuenta de que me ayudaba con la condición porque tiene sustancias broncodilatadoras. Empecé a investigar, a conseguir aceites de otros países, a cultivar y con el tiempo también a profesionalizar mis cultivos, los métodos de extracción y capacitarme junto a Ayelén en bioquímica, acompañamiento terapéutico y otras áreas relacionadas. Hicimos en Chile capacitaciones con médicos, cursamos y aprobamos la Diplomatura de la Universidad de Quilmes en Cannabis Medicinal y la Diplomatura en Acompañante Terapéutico. Actualmente trabajamos para darle un marco y estructura a las dosificaciones, pero termina siendo mejor que sea individual y autogestivo porque cada persona tiene situaciones específicas a tener en cuenta”.
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“La gente llega acá desbordada, cansada, agobiada y sin respuestas. No vienen como primera alternativa, suelen ya tener muchas consultas médicas, tratamientos y medicamentos con los que no encuentran los resultados esperados. Por eso buscamos que se pase de hacer un consumo personal sin mayor información a un tratamiento para recuperar la salud. Tenemos en cuenta los diferentes momentos del día para el consumo, las cepas, dosis y formas de administración para encontrar la mejor alternativa que se adapte a cada caso. No es lo mismo una crema que un aceite o un té. A pesar de que el producto sea el mismo se absorben y aprovechan distintos compuestos de la planta. Los médicos envían pacientes a nuestra organización, les recomiendan hacer tratamiento con cannabis. Pero no lo escriben, solo lo dicen en la consulta para evitar problemas legales«.
Ayelén

En cuanto a la distinción entre cannabis medicinal y el que no lo es Yamil es tajante: “Está mal llamado “uso recreativo” nosotros hablamos de uso adulto y responsable. Porque los “consumidores recreativos” vienen a consulta con patologías de base no diagnosticadas y desde este espacio llegamos al problema de base para solucionarlo o tratarlo”.
“Prácticamente, la totalidad de personas que llegan pidiendo asesoramiento tienen problemas, diagnosticados o no, de salud y nosotros ayudamos en su tratamiento. En la primera entrevista hacemos un diagnóstico de si hay dolor, enfermedades preexistentes, rutinas, hábitos, alimentación y síntomas. También hacemos interconsultas con la médica que forma parte de Olta, para contar con su opinión y realizar análisis de sangre, orina u otros de rutina. Los cuadros más usuales son ansiedad, depresión, insomnio, ataques de pánico y angustia. Son demandas que dependen del contexto social y como estamos en una etapa post pandemia se ven estas”.
Ayelén
Otras terapias complementarias. Ayelén explica que solo consumiendo aceite no curas un ataque de pánico porque el trasfondo es más profundo y hay que buscar la causa de ese síntoma. Se llega a encontrar y tratar mediante ejercicios, terapias, coaching, cambios de hábitos y rutinas, tratando la parte emocional y decodificando la patología desde la emocionalidad y el contexto que acompaña a la persona. Un ejemplo muy común es el bruxismo, los médicos no saben por qué surge y solo atenúan las consecuencias a través del uso constante de protectores bucales, pero no lo resuelven ni desde el medicamentos ni desde el tratamientos.
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«Para mejorar la calidad de vida no alcanza con comprar un aceite y nada más. Hay que analizar el estado emocional, volver al presente, utilizar la meditación y la respiración como herramientas para gestionar la salud. También rever la alimentación, el ejercicio, y mantener rutinas saludables. La salud no es solamente tomar una pastilla tampoco: es estar bien física, mental, psicológica y espiritualmente. Incluso se está analizando que la microbiota del intestino juega un papel preponderante en cuadros depresivos y de ansiedad. La medicina fragmenta todo, hay que rever las bases del sistema de la salud y tener otra mirada porque hay cosas que actualmente no se pueden solucionar desde lo tradicional y el cannabis es una planta más, y se deben aprovechar sus propiedades medicinales».
Ayelén
Podés comunicarte Olta a través de su Instagram @olta.club
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