Hace 27 años, el fotógrafo, José Luis Cabezas, fue asesinado en la localidad bonaerense de Pinamar, por una banda vinculada al empresario postal Alfredo Yabrán. Un año antes de que asesinaran al reportero gráfico, Cabezas había logrado fotografiar al enigmático empresario propietario de la empresa OCA, en el contexto de la cobertura de verano que realizaba en conjunto con el periodista Gabriel Michi para Noticias.
El homicidio fue cometido en el contexto en el que se disputaba fuertemente la política que mantenían el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, y el entonces presidente de la Nación, Carlos Menem.
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Ambos dirigentes se disputaban el liderazgo del Partido Justicialista (PJ) y la sucesión presidencial. En ese momento, Menem, quien ejercía su segundo mandato, aspiraba a lograr un tercer mandato frente a las aspiraciones del mandatario bonaerense, que pugnaba por llegar a la primera magistratura.
En 1996, Domingo Cavallo, que en ese entonces era el ministro de Economía, había denunciado que Yabrán «lideraba una mafia enquistada en el poder«, en una prolongada exposición ante la Cámara de Diputados. Duhalde consideraba que Yabrán era «sospechoso» del crimen de Cabezas, y Menem, que el dueño de OCA era «solo un empresario más«.
La emblemática foto de Yabrán caminando en la playa fue publicada en la tapa de la revista Noticias en marzo de 1996, y la investigación judicial posterior determinó que el empresario tomó la revelación de su imagen como una afrenta que no estaba dispuesto a perdonar.
Después de la publicación de la fotografía, el fotógrafo y su pareja, Cristina Robledo, recibieron amenazas telefónicas y, un año después, un funcionario le confió a Cabezas que «gente de Yabrán» había estado indagando sobre el domicilio en el que se alojaría durante la cobertura de la temporada.
Un mes antes del crimen, el policía de la bonaerense Gustavo Prellezo, que después fue condenado como uno de los autores materiales del hecho, se reunió con Yabrán en Buenos Aires. En esa reunión, Alfredo le dijo que quería «pasar un verano tranquilo sin fotógrafos ni periodistas«, según declaró el oficial ante la Justicia.
Por su parte, el periodista Gabriel Michi, dijo que el objetivo «de máxima» que tenían ese verano junto con Cabezas era entrevistar a Yabrán.
El 24 de enero de 1997 ambos concurrieron a una fiesta que ofreció en su casa de Pinamar el empresario Oscar Andreani. Llegaron en un Ford Fiesta de color blanco. A las 4 de la madrugada el periodista se retiró, mientras que Cabezas lo hizo una hora después en el Ford.
A la mañana siguiente, el cuerpo de Cabezas apareció adentro del Ford Fiesta quemado con alcohol metílico, en una cava de las afueras de Pinamar. El cadáver tenía las manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana.
El asesinato del fotógrafo develó vínculos entre el gobierno, políticos y empresarios, y cinco meses después del crimen renunció el entonces ministro de Justicia, Elías Hassan. El funcionario había mantenido más de cien contactos telefónicos con Yabrán.
La cobertura del caso fue tema excluyente para todos los medios del país y la foto del reportero gráfico acompañada con la leyenda «No se olviden de Cabezas» se convirtió en un símbolo de la denuncia contra la impunidad que unió en un mismo reclamo a organizaciones gremiales y organismos de derechos humanos.
Después de varios meses de instrucción, en mayo de 1999, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, procesó y dictó prisión preventiva para Yabrán como instigador del crimen.
Yabrán permaneció algunos días en condición de prófugo, para después suicidarse en un campo de su propiedad ubicado en Entre Ríos, donde permanecía oculto.
Autores materiales del asesinato
Prellezo, estaba al servicio de Yabrán, y un grupo de delincuentes conocidos como «Los Horneros», fue quien encabezó la autoría material del crimen. El expolicía bonaerense fue condenado a reclusión perpetua en febrero de 2002, pero solo pasó tras las rejas 13 años pese a que la sentencia fue ratificada en las máximas instancias judiciales de la provincia y del país.
Los otros condenados por el asesinato fueron el expolicía Aníbal Luna (condenado a prisión perpetua y en libertad condicional desde 2017); el exjefe de Seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos (condenado a perpetua como instigador del hecho y en libertad condicional desde 2008); y el comisario Mario «La Liebre» Gómez (condenado por liberar la zona en la que ocurrió el crimen, recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación bonaerense).
Además fue sentenciado el policía Sergio Cammaratta, que murió en el penal de Dolores en 2015, sindicado por la Justicia como responsable de haber hecho «un seguimiento» a Cabezas cuando trabajaba en Pinamar en el verano de 1997.
De la banda «Los Horneros», reclutados por Prellezo, fueron desvinculados de la causa José Luis Auge (que recibió condena en el juicio que se hizo en 2004 pero quedó en libertad cuatro años más tarde); y Sergio Gustavo González (sentenciado a prisión perpetua recibió una reducción de la condena y salió de la cárcel en 2006, aunque tiene una causa por drogas radicada en los tribunales de CABA).
También de la banda de «Los Horneros», fue desvinculado de la causa Horacio Braga (quedó en libertad condicional diez años después del crimen, y a mediados de 2018 cumplió su condena con la Justicia), mientras que Miguel Retana, sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió por una afección originada por el SIDA en la cárcel un año después.
Con información de la Agencia Télam
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