Santiago Billinkis es emprendedor y tecnólogo, autor y columnista de medios. En el marco de una charla, organizada por ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), vía Zoom, hizo su lista de lo que nos deja la pandemia.
Y nos invita a reflexionar: ¿Qué cosas querés aprender para el resto de tu vida? ¿Cómo querés que sea tu vida el día después?. Remarca y nos deja pensado: «sería una pena no aprovecharlo».
Aquí va su lista:
- Lo único que no sabíamos de la pandemia es cuándo iba a suceder. El Sars en 2002 se llamó Covid-1 (!?). Luego vino la Gripe A. Después el Mers. Ninguno logró lo la contagiosidad del Covid 2, pero se veía venir. Obama en un discurso en el 2014 dijo todo lo que iba a pasar “en algún momento va a aparecer un virus que se va a contagiar de personas en persona, que se va esparcir por el aire” dijo, entre otras cosas. No se hizo nada. Bill Gates en una charla TED al año siguiente, lo mismo. No se hizo nada. ¿Cómo puede ser que una tragedia tan anunciada nos agarre tan desprovistos? Tiene que ver con el cortoplacismo de la agenda política. Todo lo que vaya más allá de las próximas elecciones, queda a un costado.
- Hay muy pocos momentos en que tenés la certeza de estar atravesando un momento histórico. Éste es uno de ellos. Me pregunto: ¿qué dirán los libros de historia de cómo se manejó esta crisis? Y pienso… nos manejamos exacerbando las diferencias y los personalismos. Viendo quién tiene la culpa, adoptando políticas muy diferentes entre líderes y países (ejemplo: Argentina y Brasil). Historias de gente que quedó en otro país y no pudo volver a su casa. Todos los desafíos requieren de cooperación internacional, y no la estamos teniendo. Como humanidad no estamos a la altura de desafíos globales.
- Empezar a encontrar aspectos de la vida en cuarentena que nos gustan. Sin viajes, sin salir. Vivimos creyendo que cuando más opciones tenemos es mejor. Sin embargo la proliferación de opciones suele llevar a la insatisfacción. Parece ser que una vida más simple lleva a más satisfacción.
- ¿Y con el mundo natural? Hicimos más en los últimos dos meses de lo que hicimos en la última década. Monos invadiendo ciudades en el Sudeste Asiático. Jabalíes en Tel Aviv. Peces en el Riachuelo, ¡eso es lo que más me impactó!. La pandemia nos obligó a hacer algo que debimos dejar de hacer hace mucho tiempo: dejar de tirar desechos al Río de La Plata. ¿Vieron los atardeceres de Buenos Aires con el aire más limpio?. Hasta tiene otro olor. Pone de manera obvia todo lo que nuestra manera de vivir, de consumir, y de movilizarnos impacta. Y qué rápido impacta. ¿Dónde estaban esos animales? Estaban ellos en una cuarentena perpetua de la invasión humana.
- Educación. En el medio de un sistema de emergencia, que sobrecarga a padres, madres y docentes, y a los chicos, pasan cosas geniales. Rompimos la inercia de no cambiar. “Se los llevó puesto el tsunami”. Todo lo que tendría que haber pasado en años, pasó ahora. Por ejemplo: las pruebas a libros cerrados, así fueron el 98% de nuestras pruebas. Hoy eso es imposible. En la misma compu donde responde el examen tienen google. Y lo que quieran arriba de la mesa. Llevó a docentes a incorporar el uso de videos: ¡eso es genial!. Cambió la dinámica de una clase de un docente repitiendo durante años y años lo mismo, de la misma manera. Hice una encuesta a más de 8000 docentes: hay vocación de seguir cambiando.
- La adictividad a las plataformas no es casualidad. Las empresas nos dieron productos gratis: redes sociales, mails, plataformas, etc., pero toman toda nuestra información para tenernos tomados para siempre, por los algoritmos que nos conocen. Nunca estuvimos tan a merced como ahora, donde toda nuestra actividad está mediatizada por estos mecanismos. ¿Recomendaciones? eliminar todas las notificaciones, limitar el tiempo de las apps, los medios no nos limitan, tenemos que limitarnos nosotros.
- Cambió el ritmo de vida. Descubrimos que había lugares a los que no hacía falta ir. Cosas que no hacía falta hacer. ¡Introdujo la puntualidad en los argentinos! Los eventos virtuales arrancan exactamente al horario en que hay que arrancar. Recuperamos tiempo de viaje para hacer otras tareas. Nos hizo menos consumistas. No hay plata, pero tampoco hay en qué gastar. Descubrimos que no hay correlación entre tener y la felicidad.
¿Cuál es tu lista?