«El éxito depende de la preparación previa, y sin esa preparación es seguro que habrá fracaso»
Confucio
Salgo de casa como todos los días alrededor de las siete, no hacía tanto frío, pero lo mejor de todo, comenzaba a aclarar. Salir de casa, antes del amanecer, no es de las postales que más me gustan. Al llegar al estudio, recibí una llamada de Juan Cruz, el compañero de colegio de mi hija:
— ¡Nico! Estuve pensando en lo que hablamos y anoté algunas ideas. Me gustaría que me digas qué te parecen, dijo con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo.
— Me alegra escuchar eso, Juan. Emprender puede ser emocionante, pero también hay que ser realistas. Venite a las 10:00 y lo vemos.
Me intrigaba saber qué ideas había desarrollado después de nuestra última conversación sobre el ikigai.
A las 10:00 en punto estaba en el estudio, no pude evitar compararlo con alguno de mis clientes de toda la vida, y pensé ¡ya están grandes!
Cuando llegó, noté que traía una carpeta llena de notas.
— Nico, estuve pensando mucho en lo que hablamos, y tengo tres ideas para mostrarte. Necesito que me ayudes a decidir con cuál arranco».
— Perfecto Juan, ¿cuáles son las ideas?
— Mi primera idea es abrir una franquicia de ropa para jóvenes. Siempre me gustó vestirme a la moda y acá no encontrás opciones, todos nos vestimos igual. La segunda es comenzar con una agencia de marketing digital enfocada en pequeñas y medianas empresas (PYMEs). Estoy todo el día con la compu, hago un par de cursos gratis en YOUTUBE y arranco. O la otra, es abrir una carnicería en el barrio. Aprendí a despostar carne cuando papá me llevaba al campo, y en Argentina, la carne y el fútbol, no se negocian.» dijo Juan Cruz.
— ¡Genial! Veo que estuviste pensando.
— Al evaluar las ideas, hay que evaluar la inversión que vas a necesitar para cada una. ¿Pensaste en eso?
—La abuela Marta me dijo que me ayudaba, pero ¿Y si no tengo mucha plata para invertir?, preguntó con preocupación.
— Eso es clave. Hay proyectos que vas a tener que descartar porque simplemente no te alcanza el dinero, le dije.
— Entonces, la pilchería . . . ¡afuera!, dijo mientras imitaba al presidente frente al pizarrón de la sala de reuniones.
— ¿Y la carnicería?, le pregunté con intriga.
— ¡Esa, la tengo atada! Papá me sale de garantía con el alquiler y el mes de depósito, las heladeras las compro en cuotas semanales, y la mercadería me la bajan, la pago a 7 días, pero la cobro en el momento, en efectivo o con débito, me sonrío con un dejo de picardía.
Sorprendido por su respuesta le dije: “Nunca comiences un negocio con lo justo. Siempre va a haber imprevistos, y si no tenés un colchón de seguridad, podés quedarte fuera de juego aunque la idea sea muy rentable. La principal causa de cierre de los negocios: es la falta de efectivo”.
“Pareciera que debería comenzar con la agencia de maketing digital, ya tengo la compu, y no necesito mucho mas que eso”, dijo en tono reflexivo.
A lo cuál respondí: “En tal caso, deberías capacitarte con los mejores cursos que puedas pagar, tomalo como una inversión, pero esta vez, en vos. Los conocimientos de marketing te darán tus primeros ingresos y te servirán para cualquier emprendimiento posterior que quieras lanzar.”
Después de analizar cada idea, le pregunté a Juan Cruz: «¿Qué conclusión sacás de lo que hablamos?»
Juan Cruz reflexionó por un momento y respondió: «Me siento más atraído por la agencia de marketing digital porque combina mis habilidades con algo moderno y con mucho potencial. Sin embargo, la carnicería también me gusta.»
«Ambas opciones tienen sentido», le dije. «La clave es que comiences con la que te sientas más seguro. Podés iniciar la agencia de marketing digital mientras juntas más dinero para poner la carnicería. ¿no?»
Nos despedimos con la promesa de Juan Cruz que trabajaría en un plan más detallado para la agencia de marketing digital y me mantendría al tanto de su progreso.
Emprender no se trata solo de tener una idea innovadora, sino de saber implementarla y adaptarla a las realidades del mercado. Además, antes de comenzar, hay que evaluar cuidadosamente la inversión requerida.
¿Estás pensando en emprender? La idea no es lo más importante. Enfócate en cómo puedes implementar y mejorar una idea tradicional, aprovechando tus recursos y habilidades. Luego, evaluá la inversión necesaria y recordá contar con un colchón de seguridad. Los comienzos generalmente son difíciles.
Nicolás Lorda contador, emprendedor y docente universitario. Más de 25 años de experiencia asesorando a pymes. nlorda@estudiolorda.com.ar
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