Jesica Lezcano (32) es Moka Café Cultural. Empezó con este emprendimiento gastronómico y cultural hace cuatro años en el Centro Provincial de Cultura Medasur y hace seis meses se mudó, con sus sabores y sus nuevas ideas, y acaparó una de las esquinas más lindas de Santa Rosa. Un lugar, histórico quizás, en el que el sol penetra las ventanas e ilumina el café generando una atmósfera cálida y pulcra.
Sin querer tal vez, Jesi, unió un poco todo lo que fue aprendiendo a lo largo de su vida. Como muchos pampeanos, al terminar el secundario, se fue a estudiar a Capital Federal la carrera de Comunicación Social. No concretó sus estudios porque eligió viajar y vivir entre Nueva Zelanda y Australia, en donde se empapó de nuevas ideas e innovaciones. Una vez de vuelta en Buenos Aires, trabajó en la organización de eventos en la empresa de su hermana. Ese camino no duró mucho tiempo ya que retornó a sus raíces pampeanas para trabajar en una radio. Allí, en radio Contacto se encargaba de transmitir información cultural y de organizar la agenda cultural lo que le dio pie a estar en continuo contacto con artistas e la provincia.
En este último trabajo le surgió la oportunidad de trabajar en el Medasur, en lo que era Moka. Estuvo a cargo de la organización de las cenas shows, hasta que de repente se enteró que el lugar quedaba libre. Jesica hizo la licitación con su socia amiga y lograron obtener el espacio.
«Nunca me hubiese imaginado teniendo un lugar gastronómico, aunque siempre en mis trabajos estuve relacionada con ese rubro, en eventos por ejemplo. Yo me dedicaba al armado de un espacio para vincular lo artístico con emprendedores. Siempre dije que quería un lugar en donde sucedieran cosas», nos comentó en una entrevista con LPN.
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¿Qué significa un Café Cultural?
En el primer espacio, Jesi organizaba cenas show, llevaba artistas o grupos pampeanos, se gestó algo que se le llama «trueque de libros», escritores presentaron sus libros, también llevaron a cabo una idea innovadora en conjunto con la Universidad Nacional de La Pampa, un «Café científico», todos los miércoles la universidad contactaba a un especialista de alguna temática en particular, como los derechos de la mujer, y mientras la gente tomaba un café escuchaba hablar «sobre temas que están en agenda y que cuesta un poco instalarlos», comenta Jesi.
El Café Emprendedor fue otra de las iniciativas de la dueña de Moka, en conjunto con una amiga. Esta propuesta constaba de capacitaciones mensuales y la idea era englobar emprendedores y que entre ellos se puedan vincular, generando una alianza o un trabajo en conjunto. «También el objetivo era incorporar herramientas para que los participantes puedan llevar su emprendimiento a un nivel más profesional. Hoy -en contexto de pandemia- convocar personas para que se reúnannos daría una mala imagen, por eso lo estamos posponiendo para cuando todo mejore», comenta la entrevistada.
Estos talleres del Desayuno Emprendedor fueron el puntapié para que desde este nuevo espacio Jesi se siga vinculando con emprendedores, aunque de otra manera. «Ahora hago alianzas, hay puntos de puntos de venta de emprendedores en Moka, por ejemplo hay un puesto de «Decilo con flores», el «Espacio Emprendedor» que se compone por productos de cinco ceramistas pampeanos que exhiben sus creaciones y que también están a la venta».
«Yo viví en Almagro en Buenos Aires, que es un barrio súper cultural, vos ibas a cualquier cafecito y tenias la posibilidad de leer un libro, o vincularte con el arte, y yo intento un poco eso», además menciona que ese tipo de Cafés son lugares en donde «suceden cosas y no sólo se cierran a ser una cafetería tradicional».
Un escritor que lea fragmentos de sus libros, un poeta que recite sus versos en la vereda, algún músico que cante o que toque instrumentos y que se dicten talleres de pintura e idiomas. Eso es lo que anhela Jesi para su Café Cultura. Todavía no logró la habilitación para esto, pero menciona que de a poco se va acercando en lo que alguna vez fue el Café Cultura. «Ahora estamos ofreciendo libros de autores pampeanos, productos alimenticios con un bagaje cultural pampeano también y la cerámica de artistas pampeano, entonces me parece que vamos englobando un poco lo que es el café cultura».
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Más allá de lo artístico. La cultura también significa cuestionar. Es por esto que Jessica también aborda ciertas temáticas que la movilizan. Por ejemplo en cuestiones de derechos de las mujeres o en apoyo al cannabis medicinal. «Dar la voz de esas causas me encanta, siempre son bienvenidas ese tipo de temáticas».
La importancia de los lazos. Jesi, además de dedicar su tiempo al aspecto gastronómico y cultural del Café, remarca lo fundamental de las alianzas entre emprendedores, de hecho, menciona que esta perspectiva fue lo que le permitió crecer como negocio. «Me pasó que muchas veces al inicio me sentí sola en la toma de decisiones o que el problema que tenía solo me estaba pasando a mí, y cuando empezamos a organizar estos Desayunos Emprendedores, me di cuenta que hay situaciones que nos pasan a todos, y a veces necesitas el contacto del otro para que te aconseje y para encontrar esas herramientas del otro que a veces uno no las tiene o no sabe como usarlas. Eso me hizo crecer mucho», explica.
Con el paso del tiempo, de los eventos, proyectos y actividades que Jessi fue gestando, tomó noción de lo que había generado. «Me fui convirtiendo en un lazo entre emprendedores» y nos comenta que hay gente que se acerca a Moka para que difunda su emprendimiento y para que les de una mano. «Me hace sentir muy bien porque significa que cumplí con el objetivo».
Una necesidad. «Había mucha necesidad para los artistas pampeanos de todo tipo, tanto de la música, del arte escritores, emprendedores, necesitaban un espacio así, y esta bueno que eso haya existido. Con el contexto pandémico es muy difícil seguir logrando eso. Al ser un lugar bastante reducido es complicado organizar todo. Además hay mucho movimiento en el café».
¿Moka? El nombre ya existía, se lo cedió a Jessica el anterior dueño, con quien luego forjaron una amistad. «Él había elegido ese nombre por el café, que en realidad se escribe con doble «C». Sin embargo, tomó la decisión de reemplazar la doble «C» por una «K» porque es kirchnerista ¡Y yo me enteré hace un año atrás recién! Encima no comparto esa línea política», nos menciona Jesi entre risas.
Nuevo espacio. El contrato estaba por vencer y para renovarlo había que hacer una licitación pública. «Estaba la posibilidad de presentarnos o buscar una alternativa», dice Jesi. La socia se estaba por mudar a México y trabajar sola en ese espacio iba a ser demasiado trabajo y demasiadas exigencias, ya que al trabajar en Cultura de la provincia de La Pampa se exigen ciertos requisitos. «Surgió la posibilidad de mudarnos de repente, y en dos días había señado el alquiler de esta nueva esquina y todo había cambiado, este lugar tiene más visibilidad».
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Sobrevivir a la pandemia. «Fue caótico« dice Jesi, además de mencionarnos las deudas y los retrasos del pago del alquiler que tuvo que afrontar. «Yo pené que no íbamos a poder seguir, pero la verdad es que la gente empezó a pedir mucho por delivery y a usar herramientas virtuales. Empezamos a vender productos novedosos y la gente se enganchaba». «Igualmente la realidad es que nos endeudamos» y añade que ella siempre prioriza dos cosas a la hora de elegir en situaciones de inestabilidad económica: los empleados y los proveedores porque «gracias a ellos pudimos seguir».
La carta. Es variada y hay opciones saludables y sin gluten. Además potencian los productores y vendedores locales. En Moka ofrecen alimentos de Alfajores de Sarraceno, de Rodríguez, de Chichi Gluten Free, y la repostería de la mamá de Jessica, quien tiene un local pequeño de barrio y que genera cierto impacto en el paladar de los clientes por su calidad artesanal. La panificación se elabora en la cocina de Moka, y «a la gente le encanta».
«Prefiero cobrar un poco más y que los productos sean auténticos, puros y frescos, no me gusta rebajar nada con productos químicos»
¿Qué los diferencia? «No sé» dice Jesi entre risas, y menciona que le da un poco de «vértigo» que haya cola para merendar a la hora pico. » Me da miedo, aunque obviamente estoy muy contenta, pero a veces sucede que los lugares se ponen de moda, y me pasa que no sé cuánto durará este auge. También me genera presión y me pregunto si puedo mantener este pico de éxito. Lo que me da seguridad y confianza es mi equipo de trabajo«.
«Un multiespacio como proyecto final». Un lugar en el que «sucedan cosas» en donde los artistas y emprendedores pampeanos se encuentren, se vinculen, se conozcan y trabajen en conjunto.
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Moka Café 25 de Mayo 285, Santa Rosa, La Pampa.