Desde su showroom en Santa Rosa, Pamela Sarale (41) comparte con #LPN cómo fue crear su propia marca de calzado y carteras, productos que tienen estilo distintivo y marca registrada.
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Aunque siempre le gustó tener muchos zapatos, dada la forma particular de sus pies, a Pamela le resultaba muy difícil encontrar calzado que la convenciera. “Siempre renegué un montón, hasta que un día dije `yo necesito hacerme una bota´”. Lo que pensó como una simple solución a su problema, derivó en un emprendimiento de zapatos que hoy desde Santa Rosa llega a distintos puntos.
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Fue en 2011, época en la que ya trabajaba en el Banco de La Pampa y en una carnicería que tenían con su novio de aquel entonces, cuando se hizo la pregunta que muchas personas con espíritu emprendedor se hacen en algún momento: “¿Qué hago trabajando para el resto?”. Compró una máquina de coser convencional y comenzó a confeccionar bolsitos utilizando loneta, cintas de mochila y cordones.
Su ambición la llevó a explorar materiales más desafiantes, como el cuero. Pero al intentar coser cuero con su máquina, se encontró con dificultades: “Cuando intenté coser cuero con la máquina, la máquina zapateaba, y dije tengo que buscarlo desde otro lado”. Había que abordar el problema desde otra perspectiva y decidió ir más allá.
Durante tres años, estudió y se capacitó en diseño y confección de calzado en Buenos Aires. Tomó tres clases a la semana durante cinco años y sacrificó sus vacaciones en el Banco para asistir a talleres. Con esta formación se animó y estableció un pequeño taller en su hogar, donde cortaba, cosía y ensamblaba los productos antes de llevarlos a un zapatero para los toques finales. Así fue como inició su viaje emprendedor.
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Lanzamiento y éxito
Luego de mucho buscar y caminar por Buenos Aires, encontró su primer taller. Desde ese momento no paró de crecer. En 2014 se propuso crear su propia marca y contrató a un diseñador para establecer un logo y registrarla. El lanzamiento oficial fue el 3 de octubre en la Expo Rural de Santa Rosa, donde comenzó a vender su primera colección.
Retomó su impulso en Expo Pyme en abril de 2015 y posteriormente abrió su tienda física en la calle General Pico. En 2016 abrió el showroom primero en su departamento y luego en otro que alquiló especialmente para ese fin, en el mismo complejo de la calle Padre Buodo. Hoy tiene nueve talleres trabajando, todos en Buenos Aires.
“Acá con subir el cartel de los horarios, viene gente. Ya es como un negocio. Cuando estaba en mi casa me pasaba la tarde entera esperando a que alguien tocara el portero, ahora es distinto”.
Pamela
Pame cuenta que la experiencia en un showroom dista mucho de la de un típico local comercial:
“Este no es un negocio a la calle, es un departamento que funciona como un negocio a la calle. Acá de 17 a 20 hs estamos atendiendo. No necesitamos que nos pregunten o que nos avisen antes de venir. Más allá de eso, no entra cualquiera. En un salón comercial entra gente a cada rato. El showroom es más relajado, no necesito “esconder el mate” cuando llega alguien”.
Pamela
Calidad y estilo
La calidad distintiva en cada uno de sus diseños es lo que mantiene a Pame con una clientela leal. A pesar de eso, no se enfoca en crear productos de tendencia, sino que su enfoque es más clásico. “Una mujer como yo siempre va a lo clásico”. Además, afirma que solo utiliza los calzados de su propia marca.
En relación al proceso creativo, Pame se ocupa desde la creación de los patrones hasta la selección de materiales. El proceso de fabricación implica múltiples pruebas y ajustes, incluso a través de videollamadas para evaluar detalles como el ajuste y la comodidad. La experiencia y el ojo entrenado son esenciales.
Además de su labor en el diseño, se encarga personalmente de atender al público en el showroom, gestionar la página web, las redes sociales y la creación de contenido. “Hago todo, me cuesta un montón delegar”.
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Emprender
Pamela trabaja todo el día. En una jornada típica, comienza su día temprano, va al Banco donde trabaja, regresa a casa, abre el showroom para atender al público y, por la noche, se pone manos a la obra con el diseño y confección de piezas.
A pesar de todo lo que conlleva –el tiempo dedicado, la gestión, los gastos y viajes- no duda de que emprender es un camino hermoso y anima a otras personas a hacerlo. Aunque actualmente no existe ninguna red sólida para conectar a los emprendedores y emprendedoras de la provincia, se encuentra en comunicación constante con muchos colegas con quienes comparte proveedores y se compran mutuamente.
La destacada participación de Pame Sarale esta semana en el Argentina Fashion Week, el evento de moda más esperado y relevante del país, es un testimonio de lo lejos que llegó en su viaje emprendedor. Mirando hacia el futuro, tiene la firme intención de fortalecer su presencia en línea a través de la tienda virtual y de expandir más su mercado fuera de la provincia. Como ella misma señala: “De poquito se puede, pero hay que dedicarle”.
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