Antes que todo, Sol Pochettino (20) es futbolista, dice. A los 19 años se mudó de Santa Rosa a La Plata, su ciudad natal, junto con su familia, para estudiar periodismo deportivo en Deportea, y para seguir practicando y probando suerte con su verdadera pasión: el fútbol.
Sol se define a ella misma como una persona autoexigente, transparente, sensible y a su vez caprichosa, pero, sobre todo se considera una chica “muy familiera”. En una charla a través de Zoom con LPN, contó que lo primero en su vida es la familia, la cual la alentó y apoyó durante su corta, pero intensa carrera deportiva.
En marzo del 2020 Sol recibió un llamado que cambiaría todo. Fue convocada a la Selección Argentina Sub. 20 de futsal, y después de años de entrenar duro sintió que cumplía uno de sus sueños. “Llegó en medio de la cuarentena y de manera impensada, no fue como me lo había imaginado toda mi vida, pero a la vez fue un objetivo cumplido, algo hermoso”, menciona la jugadora de Gimnasia y Esgrima La Plata.
En el año 2015 cuando Sol partió de Santa Rosa a La Plata con su familia por un traslado laboral de su padre, empezó a indagar acerca de “la movida” del fútbol femenino en la ciudad de las diagonales. Ella quería seguir entrenando y disfrutando del deporte, sin embargo “todo se fue dando” para acercarse a la disciplina de manera más profesional.
Primero se contactó con una conocida (bastante lejana) con la que jugaba al fútbol de muy chica, era “la hermana de unos amiguitos del jardín, un contacto lejano que yo seguía en las redes sociales y que sabía que jugaba en Gimnasia”. Tomó la decisión de escribirle y preguntarle sobre algún lugar en donde se practicara fútbol femenino. Fue este contacto lejano que le dio el puntapié inicial para empezar a jugar futsal en Gimnasia.
Prejuicios
A pesar de los prejuicios y algunos actos de discriminación que sufrió de chica, Pochettino siguió con la frente en alto para luchar por su sueño. En ciertas ocasiones hizo oídos sordos a palabras tales como “marimacho” o “macho”.
También Sol narra una secuencia que le sucedió en reiteradas ocasiones. En los cumpleaños de compañeros del colegio los animadores no la dejaban jugar a la pelota con sus amigos porque las nenas tenían que ir al pelotero o hacer “el ula ula” con los aros. Eso la enojaba y no lo entendía, pero “el amor por el fútbol siempre fue superior a todo eso”.
Primeros pasos
La marcadora de 20 años, comenta que sus primeros recuerdos jugando a la pelota son con su papá y su hermano mayor en plazas o cocheras de su ciudad natal. Pochettino menciona que era “muy deportista de pequeña”, pero el fútbol le despertaba algo que las otras disciplinas no. “Pase por danza, patín, tenis y otros deportes porque no existían escuelas para nenas de fútbol”. Recién a los 11 años de edad encontró un equipo mixto en el Centro Basko en La Plata, conformado casi en su totalidad por chicos, apenas estaba ella con otra chica más.
Una vez ya instalada en Santa Rosa, la joven empezó el colegio en el Instituto Domingo Savio y sus compañeros y compañeras le recomendaron empezar fútbol en el Estadio Municipal.
“El Estadio Municipal para mí es todo, tengo los recuerdos más lindos que me dio el fútbol. Mi tránsito por ahí significó también mi formación como persona y como deportista, fue en mi adolescencia, en mi madurez, por eso me marcó tanto”.
Pochettino también destaca el grupo humano con el que compartió el deporte, “hay gente que la tengo guardada en el corazón, quedó un cariño inmenso”, rememora la deportista que se consagró campeona con este equipo en la primera Liga Regional y que luego dio paso al Torneo Provincial de Fútbol Femenino.
Sol asegura que ese torneo lo reviviría una y otra vez. “Le ganamos a Matadero 2 a 0, era un clásico y se jugó muy fuerte aquella vez. Fue hermoso porque fue mi primer campeonato al lado de pibas que admiraba, yo sólo tenía 15 años y estaba jugando al lado de chicas de 28 y 30 años que la rompían. Era un aprendizaje constante, ese torneo es uno de los recuerdos más lindos que tengo” .
Un final para un nuevo comienzo
La mudanza de Santa Rosa a La Plata no fue fácil para la futbolista. “Sentí un dolor muy grande en los últimos torneos”, asegura. Los vivió con mucha nostalgia pero sabiendo que el contacto con las chicas siempre iba a permanecer. Desde un principio Sol sabía que el traslado de su padre a Santa Rosa sería temporal, entonces siempre supo que era un ciclo que se tenía que cerrar. De una manera u otra, ella ya estaba preparada para su partida.
El fútbol femenino, una deuda pendiente de la AFA y de la sociedad argentina
En primer lugar, la entrevistada, hace énfasis en que lo más urgente que necesita el fútbol femenino en Argentina son las divisiones inferiores en los clubes. Simplemente no existen.
Pochettino alrededor de los 6 y 7 años quiso entrenar en algún club pero se le hizo imposible por la inexistencia de escuelas.
“Si las chicas pudiesen empezar a una temprana edad, el nivel de formación sería completamente distinto en todos los aspectos, desde roces, experiencia, convivir con la competencia, tácticamente y técnicamente, como la formación de los hombres ”, comenta.
Seriedad también reclama la jugadora de Gimnasia.
En medio de la entrevista, cuenta que la semana pasada se iba a jugar la semifinal de Estudiantes y San Lorenzo del Torneo Transición 2020. El mismo iba a ser transmitido por TNT Sports pero de repente se cortó la luz del estadio. “La gente de producción y los del cable levantaron todo y las chicas estaban ahí en la cancha, ya habían entrado en calor. Suceden cosas que siguen mostrando desinterés por parte de la AFA y que eso termina repercutiendo en un desinterés general por parte de la sociedad”.
Por otro lado, Sol menciona la disparidad de la rama femenina del fútbol con respecto a la de los hombres, por el hecho de no poder dedicar su tiempo exclusivamente al deporte. Por esto también es que el rendimiento femenino es menor al masculino. Los salarios son muy bajos (si es que los hay) por lo que las chicas deben depositar su energía en estudios o en otros trabajos.
“Tener que dividir tu vida en fútbol y otro trabajo afecta en el rendimiento, significa gastar energía y claramente no vas a dar el ciento por ciento en la cancha, esto a los varones no les pasa”.