¿Hace mucho que no te realizás un análisis de sangre completo?
Hoy vamos hablar de colesterol. En la consulta, o cuándo hablamos con algún conocido decimos: «los análisis me dieron bien, solo tengo un poquito elevado el colesterol malo». Pero: ¿quién es ese colesterol malo? ¿y el bueno ? ¿quiénes son? ¿cómo ganaron ese título?
El colesterol es una estructura bioquímica que deriva del ciclopentadehifenantreno —siempre me gustó nombrarlo—. Es una estructura bioquímica básica que es común para varias hormonas como por ejemplo los estrógenos, la testosterona y el cortisol. Además comparte estructura con la Vitamina D, sustancia que cada día se le encuentran más propiedades.
Ahora bien. ¿Por qué que hay colesteroles buenos y malos? Vamos a ver: resulta que el “bueno”, o colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad), tiene la tarea de eliminar el colesterol de las arterias; y el colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad) o «malo» cuya función es transportar colesterol a los tejidos pero, cuando hay en exceso puede acumularse en las paredes de venas y arterias provocando aterosclerosis.
Un poco de historia
Vamos hacer un poco de historia. En la revista Time, en los años 60´ se publicó un artículo que relacionaba el consumo de grasas saturadas a la enfermedad cardiovascular (basado en el estudio de los siete países de Ansel Keys).
En 1984, basadas en la publicación de las guías alimentarias americanas, continúa el miedo de las grasas, pero en 2014 la misma revista publica los beneficios de consumir grasas saturadas. Hoy sabemos que el estudio de los siete países fue manipulado y eran 22 países.
A través de la evidencia científica conocemos que el consumo de grasas especialmente saturadas como: huevo, carnes, manteca, crema, quesos enteros, entre otros, no están asociadas al riesgo cardiovascular. Sin embargo está instalado en la mayoría de las personas que las grasas no son buenas.
Es importante conocer algunos aspectos de la grasa corporal. Según en dónde se encuentre la grasa lleva su nombre. Se llama subcutánea si se encuentra debajo de la piel, y representa por lo general el mayor porcentaje en nuestro cuerpo. Otro tipo de grasa es la visceral que se acumula en el interior de la cavidad abdominal y alrededor de los órganos, es la grasa que no se ve, y es la más peligrosa porque produce lipotoxicidad. Esto significa que producen sustancias que interfieren en el normal funcionamiento de los órganos y producen lo que se llama estado de inflamación y en este caso si aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y diabetes. También existe un porcentaje pequeño de grasa entre los músculos, que se quema cuando realizamos actividad física.
Otra forma de clasificar la grasa es según su función. Así la clasificamos en grasa blanca, parda o beige. La primera se encuentra en los depósitos de grasa para ser utilizada cuando la necesitamos, si no la necesitamos se almacena. La grasa parda es muy importante ya que es activa y produce energía, aumenta nuestra temperatura corporal para protegernos del frío, tenemos mayor cantidad de esta grasa cuando somos niños. La grasa adquiere este color porque tiene mayor cantidad de mitocondrias.
Recordemos las funciones de las principales hormonas que se sintetizan a partir del colesterol: testosterona, estrógenos, cortisol y vitamina D.
La testosterona es una hormona que se encuentra en mayor concentración en los hombres, pero en las mujeres también está presente. Es necesaria para el desarrollo normal de los espermatozoides, nos otorga energía física y mental en ambos sexos y regula el crecimiento muscular.
Los estrógenos tienen muchas funciones pero particularmente en relación a este artículo les quiero contar uno y es que influyen en el metabolismo de las grasas y el colesterol en sangre, ayudan a la producción del colesterol bueno.
El cortisol es otra de las hormonas que tiene efectos en casi todos los órganos y tejidos del cuerpo esencial para la vida humana.
Con respecto a la acción de la vitamina D —cuyo artículo ya publicamos— cada vez son más las funciones que se le atribuyen. No solamente ayuda al fortalecimiento del hueso, sino también funciones inmunológicas, neurológicas entre otras.
Por todo esto es fundamental incorporar como nutriente las grasas saludables y establecer entre ellas un equilibrio adecuado para mantener una vida saludable.
Con la correcta lectura de los análisis de laboratorio realizados periódicamente podés tomar las riendas de tu salud.
María Paula Aguilera. Bioquímica. Mg. en Psiconeuroinmunoendocrinologia. Especialista en química clínica. Máster en Neurociencias del deporte. Apasionada por la química y la biología. mariapaulaaguilera@hotmail.com
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