Un día para ir más allá del agradecimiento para con la Madre Tierra, para ir más allá del ritual de la caña con ruda. Hoy, mientras se abusa y se destruyen los recursos que nos brinda la Pachamama por parte de una sociedad que va por todo, es vital pensar posibles formas de vivir en conexión con la naturaleza sin necesidad de destruir lo vivo. Es vital volver a nuestras raíces y desintoxicarnos un poco del pensamiento capitalista -porque sí, pisar descalzos la tierra es estar un poco más vivos- recordando de dónde venimos.
El 1° de agosto, los pueblos indígenas de América Latina celebran esta costumbre ancestral de gratitud a la tierra a la que denominaron el Día de Pachamama o día de la Madre Tierra, en un contexto de alerta ambiental por el cambio climático. En el seno de los pueblos andinos se busca rendir tributo y agradecer la abundancia y generosidad de la tierra y de los productos que surgen de ella para que de alguna manera la naturaleza tierra siga retribuyéndolos. Costumbres ancestrales que aún se siguen viendo por pueblos perdidos de América Latina.
La palabra Pachamama deriva del quechua Pacha: mundo o tierra, Mama: madre. No es únicamente el planeta, abarca mucho más, la naturaleza que está en contacto con las personas permanentemente. La Pachamama protege al ser humano y le permite vivir con sus aportes de agua, alimentos, etcétera. Las personas por lo tanto deben cuidar a la Pachamama y rendirle tributo. Es la diosa encargada de propiciar la fertilidad en los campos, es un dios femenino, que produce, que engendra.
Conocer los valores y otras formas de vida contemporáneas a nuestra sociedad acaparadora de todo, puede reflejar un contraste tan fuerte que el equilibrio entre estas dos maneras de encarar la vida podría servir para permanecer más tiempo en el planeta Tierra y tener una visión de la misma desde otra perspectiva. Desde el respeto y desde el agradecimiento quizás. Estas otras formas de vivir consideran a la Madre Tierra y a toda la naturaleza como algo sacro, y como todo lo sagrado es respetado y venerado.
Noemí Cruz, Coordinadora de la Campaña de Bosques, comentó a Greenpeace Argentina en relación a los rituales que se gestan durante este día, y que también se extiende todo el mes de agosto, que:
“Cuando le ofrendamos a Pachamama, le brindamos alimentos especiales y regalos, también le pedimos por las cosechas pasadas y las que esperamos y le agradecemos por toda la existencia. Ella, nos abre sus manos y su alma, que nos abrazan desde el pozo que cavamos. Se detiene a mirarnos y nos escucha. Pachamama, es nuestra madre y también es la Madre del mundo. Este día es importante sahumar y tener alegría para compartir con la Pachamama. Si es posible, vestirnos con colores y bailar«
«Perdonanos por la crueldad de quienes te despojan. Da tu protección a los bosques, que son tu verde cabellera, al agua que mantiene nuestra vida, no desampares a los últimos jaguares, no olvides las necesidades de los todos nuestros hermanos, danos un poco de tu fortaleza para seguir andando y renaciendo, danos salud y paz en este difícil tiempo. Danos sobre todo fuerza espiritual y energía, para defenderte, respetarte y mantenerte viva, sana y hermosa, así, hasta volver a tu vientre, de donde salimos a andar tus hijos”.
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El Día de la Pachamama como excusa para denunciar los estragos naturales. Los daños ambientales provocados por la acción humana se ven casi todos los días en las noticias de alrededor del mundo. Unas 21.275 hectáreas se deforestaron en bosques nativos de Salta, Chaco, Formosa y Santiago del Estero desde que rigen las restricciones de la pandemia, establecidas en marzo de 2020 en la Argentina. Los desmontes están provocando catástrofes ambientales graves e irreparables y además, están afectando seriamente a comunidades campesinas e indígenas, que muchas veces son quienes nos recuerdan que lo simple y natural, es muchas veces mejor que lo artificial.
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